Acababa de cumplir los ochenta años, experimentado y lleno de vivencias, cada día se notaba un poco peor. Las manos apenas podía moverlas, deformadas por la artritis le dolían una barbaridad. En cuestión de poco tiempo había ido a peor. Como apenas podía hacer nada se fue con una hermana que al igual que él, ella también vivía sola y solo era visitada en determinadas épocas del año por sus hijos. Uno de ellos era un tanto peculiar; su interés por la medicina natural le llevo a buscar en las plantas una solución para cada problema.
En una de las visitas a su madre se encontró con su tío sentado en una silla de la cocina y con las manos casi inmóviles encima de la mesa. Al verlo quedo impresionado y el día antes de irse le regaló una planta, la flor era de un color rosa intenso. Le explicó que las raíces de aquella planta le ayudarían a mejorar las manos.
Originaria de la India, la cúrcuma, perteneciente a la familia de la Zingiberáceas, es una planta muy exigente en humedad, tanto en el terreno como en el ambiente. En lo referente a la temperatura, necesita entre veinte y treinta grados, eso lo ideal; cuando la temperatura pasa de treinta y cinco grados ya comienzan las complicaciones. Es resistente al frío, aguanta hasta casi ocho grados bajo cero, por ello podemos cultivarla en exterior en aquellos lugares que cumplan estos requisitos, y si por el contrario no disponemos de jardín o bien las temperaturas o la humedad no son las indicadas se puede cultivar como una planta de interior.
Los terrenos francos son los mas apropiados, incluso franco-arcillosos, los cuales retienen más la humedad, teniendo mayor disponibilidad de agua las raíces, eso si, sin pasarnos, ya que un exceso puede dar lugar a aparición de hongos o podredumbres. Prefiere los suelos ácidos y en cuanto a la exposición, sí que requiere un lugar muy soleado, más que nada porque de esta manera las raíces se engrosarán mucho más. Para aquellos que cultiven la cúrcuma con fines ornamentales con un lugar con claridad será suficiente, pero para quienes luego quieran aprovechar sus raíces, sí que es importante un lugar con gran exposición solar. Las hojas forman una mata de unos cincuenta centímetros, y la floración suele darse en verano. Las flores son un tanto llamativas, bien por los colores o por la forma, una espiga gruesa de colores muy vivos, y la raíz un rizoma que al pasar el invierno vuelve a brotar y con cientos de usos. Hay que abonar desde que comienza a brotar hasta que empiezan a amarillear las hojas un a vez pasado el verano.
No es una planta que requiera podas, simplemente con eliminar las hojas que se van estropeando o las flores que se pasan, es suficiente. Al terminar el verano la parte aérea se deteriora y se puede eliminar por completo, las raíces volverán a brotar.
Los pulgones son un problema para la cúrcuma, es importante tratar en cuanto se vea alguno, para ellos se puede hacer una preparación con agua jabonosa y aplicar varias veces. Cuando las temperaturas son muy elevadas y el ambiente esta muy seco, los ácaros tienen más facilidades para atacarla; suelen manifestarse por pequeñas manchas amarillas en las hojas y una pequeña tela de araña en el envés. Esta planta más conocida por sus innumerables usos medicinales y culinarios también puede ser usada por su gran valor ornamental. Las raíces nos sirven de colorante, en la industria cosmética esta muy cotizada, para problemas hepáticos, anticancerígena, para regular el azúcar en sangre y para la artritis.
Si les apetece disfrutar de todas las propiedades que la cúrcuma ofrece y quieren cultivarla en casa, es muy sencillo encontrar la planta, pero sino sepan que es muy fácil conseguir ejemplares. En primavera se puede dividir el rizoma con una cuchilla desinfectada y muy afilada pudiendo cortarlo en varias partes, -siempre y cuando cada sector tenga un par de hojas como mínimo- y ya estará listo para plantar. Anímense.
