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De inspector de policía a diácono permanente

"Debía hacer algo por la Iglesia y desde la Iglesia", afirma el ovetense José María Sauras, aficionado al teatro y primer jefe de prensa de la Comisaría de Oviedo

José María Sauras. MIKI LÓPEZ

El conocido ovetense de adopción José María Sauras se ordenará diácono permanente el 2 de diciembre en el Seminario Metropolitano de Oviedo junto con otros dos compañeros de promoción, José Juan García, que fue concejal del PP en el Ayuntamiento de Mieres, y Santos Ferrera, sacristán de la iglesia de Sotrondio.

Sauras, casado y con tres hijos, fue inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía y también el primer jefe de prensa que tuvo la Comisaría de Oviedo. Es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid -segunda promoción-, ciudad en la que nació hace 67 años. Desde hace más de treinta vive en Oviedo. En sus ratos libres fue autor teatral y también hizo sus pinitos como actor en el Centro Asturiano.

"Tengo la suerte de ser cristiano y de repente pensé que tenía que hacer algo por la Iglesia y desde la Iglesia, pero no sabía cómo. Un buen día mi hijo pequeño, que estuvo un año de voluntario con Cáritas en Bolivia, me habló de una ordenación de un diácono permanente. Me explicó lo que era y me gustó. Después se lo comenté al párroco de San Francisco Javier, Alberto Reigada, con el que colaboro desde hace años, y me animó mucho", explica el futuro diácono.

José María Sauras sabe que está ante una de las decisiones más importantes de su vida y no duda. "He recibido tanto de la Iglesia que aunque tuviera un millón de vidas y se las dedicase no le pagaría ni una parte infinitesimal de lo que ella me dio, que fue recibir a Dios. Quiero servir a la Iglesia desde la Iglesia, y aquí estoy".

Y también sabe que está para lo que le manden, porque diácono quiere decir servidor. Podrá administrar algunos sacramentos, oficiar matrimonios, bautizar y también la celebración de la palabra, así como proclamar el Evangelio y decir la homilía en una misa aunque esté oficiada por un sacerdote. También puede hacer las exequias en los entierros.

Para todo esto tuvo que hacer tres cursos de Ciencias Religiosas en el Seminario de Oviedo, un título de la Universidad Pontificia de Salamanca, y ser aceptado por el Arzobispo. A partir del 2 diciembre el nuevo diácono permanente supone que el Arzobispo le dejará en Oviedo, pero aún no sabe dónde ni con qué funciones. "Las que me mande bienvenidas sean y las recibiré con mucha alegría", proclama con orgullo.

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