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La sacavera carbayona, un enigma científico

Los investigadores estudian los cambios morfológicos y únicos de las salamandras que viven en la Catedral y las Pelayas

Arriba, una salamandra en el casco antiguo. Debajo, otra en el césped. Sobre estas líneas, un apareamiento. D. ÁLVAREZ / E. V.

Las salamandras de Oviedo están en el punto de mira de la comunidad científica internacional. Estas pequeñas carbayonas han pasado de ser buscadas y fotografiadas en noches lluviosas por los vecinos a protagonizar sesudos estudios genéticos. Los investigadores tratan de averiguar ahora por qué su cuerpo es negro con rayas amarillas (o viceversa, según se mire) a diferencia del moteado de sus primas, que viven en el resto de Europa y la cornisa cantábrica. Y también quieren saber por qué estos anfibios son capaces de desarrollarse completamente en tierra sin necesidad de pasar por una fase acuática. Y es que la "Salamandra salamandra bernardezi"-ése es el nombre científico de esta subespecie de sacavera- está de moda.

Las peculiares salamandras habitan en prácticamente toda la ciudad, normalmente en patios y zonas ajardinadas, pero las más interesantes desde el punto de vista biológico son las del Antiguo, las que se quedaron dentro de los límites de las murallas levantadas en el siglo VIII. Desde entonces han vivido aisladas y aparte de correr por cualquier calle existen grandes poblaciones en la Catedral (por ejemplo, en el Cementerio de los Peregrinos, un pequeño patio de poco más de 100 metros cuadrados entre la Cámara Santa y el Monasterio de San Vicente), en Las Pelayas y en el Campo San Francisco.

El ovetense David Álvarez está inmerso en un estudio morfológico de estas salamandras. Su objetivo es conocer si la vida en la ciudad ha afectado sus características externas. Este investigador y consultor ambiental colaboró hasta hace unos años con la Univesidad de Oviedo y es coautor junto a Jorge Chachero del documental "Los últimos dragones de Oviedo", financiado por el Ayuntamiento y estrenado el año pasado, con el objetivo de divulgar las características de estos anfibios bicolores, la mitología que les rodea y servir de material didáctico.

La revista científica "Molecular Ecology" ha publicado este año uno de sus últimos trabajos sobre las salamandras. Álvarez lo hizo en colaboración con Guillermo Velo-Antón y André Lourenço, del Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos (CIBIO), adscrito a la Universidad de Oporto.

"Nuestro estudio confirma que las poblaciones de salamandras que quedaron aisladas dentro de la ciudad evolucionaron independientemente gracias a la deriva genética (pérdida de información genética cuando el tamaño de la población es muy pequeño) y a la selección natural", explica el ovetense, centrado ahora en encontrar cambios morfológicos en las sacaveras carbayonas de intramuros. Quizá los anfibios que recorren los jardines de la Catedral, aislados allí desde hace más de mil años, revolucionen el panorama científico.

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