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Los aparejadores ya tienen nueva "casa": accesible, diáfana y a pie de calle

Un espacio con mucha madera y vidrio y un amplio mostrador es ahora la puerta de entrada al Colegio, en Cabo Noval

Un grupo de colegiados conversa en el interior del local. LUISMA MURIAS

Más accesible que nunca, el Colegio de Aparejadores de Asturias está a punto de inaugurar su nuevo local en Cabo Noval, 115 metros cuadrados a pie de calle con un amplio mostrador y varios despachos y 59 de sótano para el archivo, y todo comunicado por un ascensor que llega hasta el primer piso del inmueble, el que hasta ahora ocupaba la institución. El nuevo espacio, reformado siguiendo el proyecto de Joaquín Noval, combina materiales como la madera, el vidrio, el microcemento y el hormigón. Ayer, los colegiados lo conocieron, en una presentación organizada por la directiva. Aún tardará unas semanas en abrir al público, lo que tarde en llegar el mobiliario y colocarlo, junto a alguna señalización interior.

Joaquín Antonio Suárez Colunga, el presidente de los aparejadores asturianos, explicaba ayer cómo con la adquisición del local y la reforma realizada el Colegio ha "eliminado barreras en el trato directo con la ciudadanía". Confía en que, con los nuevos despachos y la proximidad del archivo, los colegiados se animarán a visitarlo más a menudo. "En general, hay cierto desapego a los colegios profesionales", se lamentó.

La reforma del bajo de la calle Cabo Noval respondió en primer término a las exigencias en lo que se refiere a accesibilidad, con la fecha del 4 de diciembre en el horizonte. Los aparejadores asturianos apenas se han retrasado unos días y de paso han ampliado sus dependencias. Ahora disponen, en pleno centro de Oviedo, de 745 metros cuadrados, repartidos entre los 570 con los que ya contaban, los 115 incorporados en la planta baja -en un local que, según recuerdan en el vecindario, había estado ocupado por una tienda funeraria en la que los dueños tenían la vivienda familiar- y los 59 de un sótano para el archivo, en vías de modernización.

No ha sido sencillo habilitar el nuevo bajo, por su distribución y el acceso a la calle, pero finalmente se ha logrado un efecto de "transparencia" y, gracias a la madera, de "calidez", en palabras de Suárez Colunga. "Lo prioritario era el punto de atención al público y evitar peldaños", explicó el responsable de la reforma, en la que la escalera de madera juega un papel fundamental, como "elemento de transición entre la planta de arriba, clásica, y la modernidad de abajo".

El Colegio de Aparejadores de Asturias, del que forman parte actualmente 971 profesionales, tiene previsto hacer una inauguración oficial del local más adelante.

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