Adaptarse a las nuevas tecnologías y buscar la diferenciación como garantía de éxito empresarial. Son los dos principales mandamientos seguidos al pie de la letra por Catuxa Barreiro. La gallega, titulada en Topografía en Mieres, decidió hace una década instalarse definitivamente en la cuenca del Caudal y desde allí poner en marcha una apuesta por el teletrabajo que, al menos de momento, le permite ganarse la vida conjugando sus dos grandes pasiones: el diseño y la ilustración.
A sus 36 años, Barreiro es toda una experta en el mundo de las tres dimensiones. No lo tuvo fácil, pues recuerda que su formación no se orientó ni mucho menos a las nuevas tecnologías. "Salí de la Universidad justo el año antes a que entrara en vigor el nuevo programa, alejado de la topografía clásica en favor de la informativa", relata. De todos modos, se autoimpuso la necesidad de ponerse al día y para ello no dejó de formarse. "Me especialicé en virtualización de patrimonio y, a partir de ahí, seguí haciendo varios cursos", explica.
Al principio, se dedicó a reproducir en su ordenador edificios. Los objetivos de esta actividad son variados, pues permiten adelantarse al resultado de posibles obras, plasmar para la eternidad edificios ruinosos o simplemente crear réplicas informatizadas. Sin embargo, el exhaustivo seguimiento que hizo del sector le abrió la puerta de muchas más oportunidades.
A día de hoy, reconoce haber reproducido todo tipo de edificios, lugares y objetos. Sus trabajos van desde reproducir los resultados de la reforma de una vivienda hasta adelantarse a cómo lucirán otros productos ideados por expertos. "Sectores como el mobiliario o el calzado empiezan a usar cada vez más la tecnología 3D", sostiene, basándose en sus trabajos más originales. "Reproduje muebles y zapatos con la intención de saber si la apuesta por materiales caros merecería la pena", comenta, en referencia a la ventaja de anticiparse a fallos para evitar inversiones con poco futuro.
Aunque se matriculó en Mieres atraída por la Topografía de la época, recuerda que fue allí donde se dio de bruces con la realidad. "En mi época de estudiante observé que la topografía clásica estaba en desuso". Más de una década después, da fe de que los cambios anunciados se convirtieron en realidad. "En la actualidad, estar al día en la virtualización informática ya no es una oportunidad, sino una obligación", subraya.
De todos modos, la competencia en el sector cada vez es mayor. "Son campos que cada vez atraen a más profesionales", declara, dejando claro que la diferenciación es la clave. "Siempre me gustó la ilustración y me dedico a ella, además de aportar sus características a la reproducción virtual", apunta como el camino para seguir creciendo como empresaria individual.
Entre las principales bondades de su ocupación señala al teletrabajo. Su actividad se divide en tres ámbitos. Por un lado, atiende a los clientes en su ámbito para recoger encargos y conocer las características del objeto de sus diseños. La segunda parte de su trabajo tiene lugar en el Talud de La Ería. Allí recibe asesoramiento e intercambia experiencias e impresiones con otros empresarios. "Aquí conseguí varios contratos", reconoce, sin olvidar los numerosos cursos y formaciones a los que asiste. "Da una formación integral muy necesaria para emprender", recalca. Por último, el grueso de su labor tiene lugar dentro de las cuatro paredes de su casa de Mieres. "Algunos proyectos pueden hacerse en una misma tarde, mientras que otros pueden alargarse durante más de un mes", concreta.
Trabajadora incansable e implicada se aleja de cualquier tipo de ambición a la hora de ponerse objetivos. "Se trata de hacer lo que me gusta y en la medida de lo posible obtener contratos para poder vivir de mi profesión", propone la emprendedora.
