"Arbeit macht frei", "El trabajo os hará libres", es la falacia que se puede leer a la entrada de los campos de concentración nazis. Cuando Reinhard Heydrich, coronel de las SS y todopoderoso jefe de seguridad del III Reich, ideó la "solución final" no se le pasó ni un segundo por la cabeza la palabra "libertad". Su objetivo, por encargo de Hitler, era el exterminio de toda la población judía de Europa, la "solución final" a la "cuestión judía" como la denominaba al Fhürer ya desde 1919.

El 27 de enero de 1945, el oficial del ejército soviético Anatoly Shapiro entró con sus tropas en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Lo que encontraron era tan solo la antesala del infierno. En el campo quedaban 2.819 supervivientes, el resto habían sido obligados a caminar en las denominadas "marchas de la muerte". Meses antes, Himler había dado orden de destruir las cámaras de gas y los hornos crematorios, Los nazis no querían dejar pruebas del genocidio que habían cometido. Los soldados soviéticos encontraron aquel día en Auschwitz 348.820 trajes de hombre y 836.255 abrigos y vestidos de mujer. Sólo en ese campo fueron asesinados casi un millón de judíos.

La comunidad judía de Asturias rindió ayer homenaje a las víctimas del holocausto, de la "shoá", en hebreo. Lo hicieron con un simbólico acto ante el monolito que recuerda a las víctimas en el Campo San Francisco. Como telón de fondo, el Teatro Campoamor, que como recordó la presidenta de la Comunidad Judía de Oviedo Aida Oceransky, " se construyó sobre el cementerio judío de la ciudad". Oceransky apuntó que "el holocausto metaforiza todos los horrores que puede llegar a cometer el ser humano" pero también que "las prácticas genocidas no acabaron con la liberación de Auschwitz, ya que en el siglo XX se asesinó a más de 100 millones de personas".

"Es algo tan, tan terrible que debemos recordarlo de manera permanente. No fueron ni una, ni dos ni cien personas, fueron seis millones de víctimas, entre ellos un millón y medio de niños", insistió la representante de los judíos en Asturias, quien recalcó que "todas las generaciones deben saber que estas cosas pasaron en Europa y pasaron hace muy poco tiempo".

El acto, institucional, contó también con la presencia del Consejero de Presidencia del Principado, Guillermo Martínez, que reconoció que "este tipo de actos conmemorativos no son agradables ni gratos, pero es necesario recordar la memoria de tantas y tantas víctimas y para que nunca más se vuelva a repetir esa barbarie". En homenaje a las víctimas, Guillermo Martínez, leyó el poema "Auschwitz".

El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Oviedo estuvo representado por la concejala Marisa Ponga, que apoyó las palabras de Martínez al apuntar que "la humanidad tiene la mala costumbre de repetir lo malo, por eso la necesidad de recordar lo que pasó para contribuir a que no se vuelvan a repetir esas etapas tan negras de la historia".