El debate sobre la retirada de la estatua que Oviedo dedicó a Woody Allen tiene ecos por todo el mundo. No del todo comparables porque en el caso del director neoyorquino no hay ninguna condena judicial y todo se basa en un juicio moral y en unas acusaciones que ningún tribunal ha dado por buenas. Lo que más se parece al caso de la calle Milicias Nacionales fue lo que le pasó al monumento dedicado a Steve Jobs en San Petersburgo. El inmenso iPhone de dos metros que le habían erigido en 2013, financiado por la compañía ZEFS, fue retirado al año siguiente, después de que el sucesor de Jobs al frente de Apple, Tim Cook, hiciera pública su homosexualidad. La empresa que había financiado el monumento argumentó entonces que en Rusia la propaganda gay y otras perversiones estaban prohibidas por ley y que, además, el iPhone estaba cerca de un colegio.

Más allá de la homofobia rusa, y en un contexto muy distinto, en España se han visto recientemente casos de retiradas de placas a raíz de dos casos de corrupción, el del expresidente del gobierno balear y exministro Jaume Matas y el de los Duques de Palma. En la que conmemoraba la inauguración del túnel de Sóller, en distintos recordatorios que tenía en el municipio de Marratxí y hasta en una que conmemoraba su visita a Mérida, la corrupción de Matas, ya con varias condenas, borró su huella.

Todavía no había sentencia condenatoria en el caso de los Duques de Palma cuando el Ayuntamiento de la capital balear procedió a retirar las placas de La Rambla que dejó en ese momento de ser "de los Duques de Palma". La decisión se tomó cuando la fiscalía estableció fianzas y en respuesta, se dijo entonces, al clamor popular.

Por último, en un contexto también diferente, aunque más habitual en lo referente a la retirada de símbolos, está la memoria histórica. En España la aplicación de la Ley aprobada por Zapatero se ha ido aplicando con cuentagotas. Algo parecido a las disposiciones aplicadas por Obama sobre los numerosos monumentos que ensalzan al ejército sudista en EEUU. En Carolina del Norte, en 2016, manifestantes contra ataques de supremacistas blancos derrumbaron un monumento dedicado a los confederados.