La titular del Juzgado de lo Penal número dos de Oviedo ha dictado esta mañana orden de busca y captura para los miembros del clan rumano acusado de extorsionar a una familia de compatriotas a base de palizas y amenazas. A la juez no le resultó extraño la ausencia de los seis supuestos delincuentes al juicio que estaba señalado para hoy, ya que previamente sólo se había localizado a uno de ellos para entregarle la notificación. "Hay algunas informaciones policiales que dicen que los han visto por Italia, pero no hay nada claro", explica uno de los abogados implicados en la causa.

Los hechos que deberían de haberse juzgado hoy datan ya del 2009, el año en el que los acusados se instalaron en Oviedo. Según el escrito del fiscal, sobre las seis de la mañana del 23 de julio los acusados abordaron a un compatriota suyo que se dirigía en ese momento hacia su lugar de trabajo en el servicio de limpieza del Ayuntamiento de Oviedo. Cuando caminaba por la plaza Campo de la Vega, y tras pedirle un cigarrillo, le propinaron un golpe en la cabeza con una botella de cerveza, causándole un corte en el cuero cabelludo.

Al día siguiente, esta vez a las diez de la mañana, los acusados volvieron a abordar al empleado de limpieza cuando se encontraba trabajando. Uno de los acusados le exigió entonces que le entregase 2.000 euros y le dijo que si no lo matarían a él y a su familia.

Como al parecer las amenazas no surtían efecto, los acusados se dirigieron unos días después, el 1 de agosto de 2009, al domicilio del hermano del empleado. Sobre las nueve y media de la noche, irrumpieron en tromba en la casa de este hombre y la persona que vivía con él, aprovechando que tenían la puerta abierta. No se anduvieron con sutilezas. Al hermano le dijeron que si querían seguir viviendo allí tendrían que entregarles 2.000 euros. El hombre se negó y fue entonces cuando comenzaron a golpearle, arrojándole al suelo. Aprovecharon que el hombre había quedado herido para registrar la vivienda y apoderarse de 1.700 euros, una gargantilla de oro y un sello de oro, tasados en cerca de 2.000 euros. El agredido tuvo que ser asistido en el centro de salud, pero renunció a las acciones civiles y penales.

Siempre según el ministerio fiscal, el clan continuó tomándola con esta familia. Al día siguiente de la paliza al hermano, sobre las nueve de la mañana, uno de los acusados abordó al empleado de limpieza y le anunció que esa noche pasaría por su domicilio y le haría lo mismo que a su hermano si no les entregaba el dinero que le habían pedido.

Los hechos terminaron siendo conocidos por las fuerzas de seguridad, que arrestaron a los implicados. Finalmente se abrió procedimiento contra ellos por allanamiento de morada, lesiones y dos delitos de extorsión, uno de ellos en grado de tentativa, puesto que el empleado de limpieza nunca llegó a entregarles cantidad alguna.