El discurso de Héctor Illueca sobre el futuro del sistema de pensiones es fácil de entender y no resulta tranquilizador. Illueca debe saber muy bien de lo que habla porque es profesor de Derecho en la Universidad de Valencia e inspector de Trabajo y Seguridad Social, y forma parte del Frente Cívico "Somos mayoría". Ayer, en Oviedo, durante un encuentro en la biblioteca del Fontán organizado por la Asociación de Pensionistas de Asturias auguró que "en España va a haber una batalla campal por las pensiones, un debate que va a marcar a la sociedad" y que inevitablemente la transformará. Para Illueca, experto en derechos sociales, los fondos de pensiones privados, que el Gobierno se ha propuesto incentivar, no son una salida. Ayer le preguntaron por ellos y respondió que "pueden quebrar, han quebrado y pueden volver a hacerlo" y añadió que solo "son accesibles para el diez por ciento de la población, el resto no llega a fin de mes o no puede ahorrar".

Entre las muchas ideas que Illueca lanzó a su auditorio de ayer, formado mayoritariamente por personas en edad de percibir una pensión, hay una que manifestó con especial firmeza: "Sin trabajo decente para los trabajadores jóvenes no es posible mantener el sistema de pensiones; denle las vueltas que quieran". Para el profesor resulta evidente que "no es posible mantener pensiones dignas con el sistema laboral actual" y en eso, ayer, los participantes en el encuentro se mostraron de acuerdo. Por eso, a la cabeza de las soluciones que propone para evitar el colapso del sistema de pensiones está la de derogar la reforma laboral. Eliminar el tope de cotización reportaría 7.000 millones de euros, subir dos puntos la cotización actual de forma extraordinaria otros tantos, acabar con el fraude a la Seguridad Social por la infracotización de las empresas por los trabajadores más jóvenes reportaría otros 6.000 y eliminar las bonificaciones y reducciones en las cuotas de las empresas 1.800 millones más. Esas son las cuentas que echa Héctor Illueca, suficiente para resolver el agujero de las pensiones, que en 2017 fue de 17.000 millones de euros. Añadió que hay una posibilidad más, que es abrir la puerta a la financiación de las pensiones con impuestos, como en Francia.

Illueca habló de la desconfianza de los ciudadanos hacia sus políticos: "Si hay zozobra en la sociedad es porque ésta sabe que el poder político ha sido capturado por las entidades financieras: la gente esta alarmada porque intuye que la clase política no solo no va a resolver el problema sino que lo va a agravar".

El jurista valenciano pasó la mañana a la Biblioteca de Asturias y por la tarde presentó en los locales culturales de "El Manglar" el libro "España, un proyecto de liberación", junto a Manuel Monereo, diputado por Unidos Podemos. Ambos son autores del ensayo.

Illueca dejó claro que es un defensor sin fisuras del sistema público de pensiones. Entiende que "las pensiones son un salario diferido", que el trabajador se ha ganado por adelantado, y que su garantía requiere "no solo un pacto entre generaciones, también entre géneros", porque hay que cerrar la brecha entre hombres y mujeres, de un 30 por ciento, que ellas arrastran desde su vida laboral. No hay indicios prometedores, según el profesor, que comentó que el gasto en las pensiones en España es inferior al resto de Europa y hasta 2030 no llegará a dedicarles la cantidad que hoy gasa en ellas Alemania.