Cuando una institución musical tiene tras de sí tanta historia y han pasado por ella muchos de los compositores que conforman su repertorio, es lógico que cause admiración y respeto. Los Niños Cantores de Viena han cantado desde el siglo XIII y fue Maximiliano I quien los llevo a la capital en 1498. Actualmente, el coro lo forman 100 cantantes de entre 9 y 14 años, divididos en cuatro coros que dan casi 300 conciertos al año El que llegó a Oviedo tenía 23 efectivos, con el brasileño Luiz de Godoy como maestro de coro y pianista, otro prodigio infantil al frente de esta excelencia vocal. El concierto ovetense supuso el cierre a la gira de un grupo de niños únicos, disciplinados y sacrificados.

Los Cantores asombraron a un auditorio con público de todas las edades. Allí estaba la Escolanía de Covadonga, en una tarde sin localidades libres. Los Cantores repasaron en su concierto la historia coral de todos los tiempos y lugares.

Desde el inicial canon "O Virgo splendens" del Llibre Vermell de Montserrat (siglo XIII), que pasearon por las butacas al escenario; hasta las obras de su compatriota G. Wirth (1965), arreglista y compositor de los "Carmina Austriaca"; dos números recordando los de Orff; pasando por los folclores serbio; el español de "El café de chinitas" recogido por Lorca, con cuatro solistas imperceptibles con el piano; hasta el armenio donde los vieneses sí mostraron su excelencia, niños que solo crecen para la música. Godoy dirigió y acompañó con soltura además de presentar este viaje coral europeo.

Se ha dicho que cada cantor de Viena es un solista que convierte su cuerpo en un instrumento de sonido lírico, transparente, único e inspirador de los mismos compositores que agrandan su repertorio: Britten -de lo mejor cantado con piano-, Mozart, Schumann -ideal "a capella"- y tantos otros, sin olvidar la Saga Strauss de Emperador y las propinas del Danubio y la polka palmeada con la que cerraron anoche su gira en Oviedo, que bien puede ser la Viena del Norte de España.