El campo del Real Oviedo Rugby tiene mala fama fuera de casa. Mientras el club es alabado por su buen hacer, sus logros y su competitividad, los equipos rivales miran con temor la fecha del calendario en la que tienen que viajar a la capital del Principado. Temen lesionarse en un campo lleno de barro y fango que en los últimos años ha empeorado notablemente complicando los partidos. "Nos está dando miedo ir este fin de semana. Si vamos es porque no nos queda más remedio". Lo dice Luis de Benito, vicepresidente del club Uribealdea y manager del equipo. El sábado medirán sus fuerzas con el Oviedo a las cuatro de la tarde.

No es la primera vez que el Uribealdea lo hace. "Precisamente porque conocemos el terreno nos aterra ir. Creo que el árbitro debería haber prohibido algunos encuentros", insiste de Benito, que ha tenido varios jugadores lesionados en sus filas tras jugar en el campo del Naranco. Lo mismo sostiene el entrenador del Orense, David Moneal, que hace tres semanas comprobó el mal estado del campo carbayón. "Uno de mis jugadores tomó antibióticos cinco días al infectársele una herida en el fango, nadie se merece jugar así". Según este profesional, los vestuarios también necesitan una reparación integral. "La última vez que jugamos allí la presión del agua de las duchas no era suficiente y los chavales tuvieron que quitarse el barro en unos grifos del exterior".

El secretario técnico del Valladolid, Víctor Acebes, destaca la peligrosidad del terreno que, a su juicio, pone en entredicho la seguridad de los jugadores. "La última vez que nuestros chicos disputaron un encuentro en el campo del Oviedo fue a principio de la temporada en septiembre, y ya estaba fatal. Unos meses después fue la selección femenina y el terreno había empeorado. Nos parecía increíble, pero fue así".

Desde el sector del arbitraje también critican el estado del campo del Oviedo Rugby. Iñaki Vergara, presidente del comité nacional de árbitros, admite que en ocasiones el barro de las instalaciones del Naranco hace aconsejable suspender el encuentro. "Los árbitros debemos ser empáticos con la situación. El rugby no está al mismo nivel económico que el fútbol de primera. Si anulamos un partido podemos ocasionar un gran trastorno al club visitante. Es probable que ese equipo haya hecho un gran esfuerzo para viajar. Si no juega es una faena para él". Para Vergara, el problema actual del campo obedece a un mal mantenimiento. "Está claro que las labores de cuidado del césped no se han hecho correctamente. He arbitrado muchísimas veces allí en diferentes épocas del año y jamás lo he visto tan mal".

El efecto de la nieve

El presidente del Oviedo Rugby, Francisco Baruque, asegura que la nieve caída ayer en Oviedo ha mejorado ligeramente el estado del campo. "Ha eliminado parte del barro y la tierra se ha endurecido. Esperemos que se mantenga así de cara al partido del sábado con el Uribealdea".

La lluvia empeoró el terreno este año hasta el punto de que directivos y miembros del club tuvieron que achicar agua manualmente armados con cubos de agua y rastrillos minutos antes de la celebración de un encuentro para hacerlo practicable y evitar posibles lesiones.