El concierto que ofreció ayer la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) junto al director Cristóbal Soler agradó al público con un programa de música ameno y lleno de contrastes.

La idea de yuxtaponer obras canónicas con otras casi desconocidas fue la clave de su éxito, El Concierto para piccolo y la "Inacabada" de Schubert fueron las dos obras más aplaududas.

La adaptación que realizó Vázquez del Fresno, compositor en residencia este año de la Sinfónica asturiana de una selección de números del "Álbum de la Juventud" de Robert Schumann agradó a los asistentes. Esta nueva versión del artista asturiano gustó al público y se caracterizó principalmente por la fidelidad a la obra original. Al término, Vázquez del Fresno salió a saludar.

Más aplaudido fue el "Concierto para piccolo" de Allan Stephenson que Peter Pearse, profesor de la OSPA, interpretó como solista. Esta obra desconocida fue la excusa perfecta para disfrutar de este instrumento, y en parte su éxito ayer tarde recayó en la amabilidad de esta música para el oído y sus ritmos evocadores.

Destacó especialmente el segundo movimiento, muy lírico y nostálgico, con bellas melodías asignadas siempre al piccolo. La actitud de Pearse, divirtiéndose en el escenario junto a sus compañeros de la OSPA, fue uno de los momentos más emotivos de la tarde de ayer.

Como propina, Pearse regaló al público la "Bandinerie" de la "Suite n.º 2" de Bach, que provocó incluso algunos bravos entre el público y un gran aplauso.

La segunda parte, íntegramente dedicada a la figura del compositor Franz Schubert tuvo un caracter mucho más dramático y oscuro, con la obertura "Rosamunda" y la "Sinfonía n. º7 'Inacabada'".

Antes de comenzar esta última, Soler quiso leer al público una carta escrita por Schubert para que así los asistentes pudieran comprender la encrucijada vital en la que se hallaba el compositor cuando escribía esta última obra.

La OSPA y Soler supieron crear una atmósfera de oscuridad en que se completaban con momentos de gran billantez sonora. Destacó especialmente el trabajo de las maderas, la cuidada interpretación de los temas más cantables que hacen famosa a esta obra, escrita en solo dos movimientos, y finalmente el despliegue sonoro de la agrupación asturiana.