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El Teléfono de la Esperanza va a más

Las actividades que ofrece la organización en favor de la salud mental y emocional no cesan de crecer y este curso han llegado a los centros de enseñanza

Daniel López, durante una conferencia en el Palacio de Congresos de Buenavista.

El Teléfono de la Esperanza nació hace cerca de cincuenta años para aliviar a las personas que afrontaban una crisis existencial o problemas personales y que buscaban urgentemente alguien que las escuchara. Con el tiempo la organización ha ampliado su ámbito de acción, con actividades abiertas a toda la sociedad, conferencias, talleres y terapias individuales. La delegación asturiana del Teléfono de la Esperanza, con sede en Oviedo, es la que más voluntarios tiene en toda España y la variedad de actividades que ofrece está en consonancia con ese dato. Colabora desde hace años con la Escuela Municipal de Salud, en favor del bienestar mental y emocional, y este curso ha entrado por primera vez en los centros de enseñanza, con un programa de formación en competencias personales para los alumnos de Secundaria y Bachillerato.

Rosa de Arquer, una de las voluntarias del Teléfono de la Esperanza en Asturias, da un repaso al catálogo de actividades de este año. Además de la atención telefónica, la asociación ofrece en su sede de la calle de Bruselas, en las inmediaciones del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias), consultas psicológicas individuales, mantiene grupos terapéuticos para personas con depresión, con problemas de ansiedad o que están atravesando un proceso de duelo, dispone de 14 psicólogos, dos psiquiatras y dos abogados. El resto son colaboradores, seleccionados mediante una entrevista personal y formados durante un año. Así se completa una plantilla de 92 voluntarios, que colocan a la delegación asturiana a la cabeza de España.

Ladis García del Río es psicóloga e imparte un taller de terapia corporal bioenergética, que, según explica, "permite equilibrar las emociones -que son procesos psicocorporales- con trabajo físico". Es algo similar a lo que se consigue con el "mindfullnes", más de moda, pero sustituyendo la contemplación por el movimiento. "La bioenergética te activa a nivel orgánico y psicológico", comenta García del Río.

La psicóloga cuenta que llegó al Teléfono de la Esperanza para ayudar. "Siempre quise hacer algo por el mundo, tenía necesidad de mejorarlo y de mejorarme yo", explica y ha encontrado la forma de hacerlo. "Este trabajo es muy gratificante", afirma. Ella dedica varias horas semanales a las consultas individuales y a su taller, de forma absolutamente desinteresada y sin percibir ninguna retribución a cambio.

Su compañero Javier de Castro recaló en el Teléfono de la Esperanza a través de un amigo, cuando aún era estudiante de Psicología. "Me interesaba desde una posición solidaria", señala. "Esta es una forma de participar activamente en una mejora social. Aquí ya tienes los medios y un ambiente de grupo muy gratificante", añade. Así empezó su vinculación con la ong, que se interrumpió durante unos años para reanudarse después. En la consulta individual, De Castro ofrece la misma atención que cualquier otro psicólogo, aplicando "criterios básicos de la psicoterapia" y con intervenciones "más breves", dado que se trata de atajar situaciones de crisis.

Otro de los voluntarios del Teléfono de la Esperanza es Samikannu Peter, que imparte talleres de "mindfullness". Lleva treinta años dedicado a su práctica y su enseñanza y asegura que es una técnica que funciona, "aunque parezca sencilla". "No es religioso ni espiritual, es meditación occidentalizada, y es útil en la depresión, la ansiedad, los problemas de alimentación y en los dolores crónicos", detalla. Agrega que puede servirle a cualquiera. "Ayuda a encontrar los propios recursos y a ponerse en contacto con uno mismo", señala. El "mindfullness" está en alza desde hace un par de años y en cada uno de sus grupos participan entre 15 y 20 personas, "cada vez más".

Los voluntarios del Teléfono de la Esperanza no se ajustan a un perfil concreto. Los hay de todas las edades, de ambos sexos y con formación muy diversa. Rosa de Arquer comenta que actualmente hay dos catedráticos de Universidad jubilados y un psiquiatra también jubilado atendiendo las llamadas telefónicas.

"Cada año se incorporan seis o siete voluntarios, y hay una mayoría de mujeres", señala De Arquer. Eso permite que el catálogo de actividades sea cada vez más amplio e incluso ha posibilitado abrir una sede en Gijón, para que los 20 voluntarios que residen allí puedan atender más cómodamente a la gente de esa ciudad y su entorno, sin necesidad de desplazamientos.

A la sede de Oviedo acuden mayoritariamente ovetenses o vecinos de concejos próximos como Siero o Noreña, pero también llegan personas de lugares más distantes.

La colaboración con la Escuela Municipal de Salud, que se remonta varios años atrás, es una de las áreas de acción del Teléfono de la Esperanza mas visibles. Cada año se amplía la programación, que en la actual edición incluye conferencias y microtalleres.

El ciclo de conferencias de este curso se ha presentado bajo el título de "Fenómenos meteorológicos del alma" y recorre los distintos estados de ánimo, comparándolos con los terremotos (el tiempo de la reconstrucción), los incendios (el e la ira), las inundaciones (el llanto), las tempestades (el tiempo de resistencia), las nieblas (la confusión) y las sequías (el tiempo de la búsqueda). "En las charlas, las personas que asisten comprueban que no son bichos raros y que sus problemas tienen solución", comenta el psicólogo Daniel López, experto en el tratamiento de la depresión y que esta misma semana congregó en el Palacio de Congresos de Buenavista a cientos de personas, que escucharon atentamente sus reflexiones y consejos.

El médico de familia Daniel Eichelbaum, el psicólogo Fernando Albuerne, la psicóloga Ladis García del Río, el psiquiatra José María Uncal y el experto en "mindfullness" Samikannu Peter imparten el resto de las conferencias del ciclo.

Este año se han incorporado una serie de microtalleres, pensados para que los asistentes a las charlas profundicen en su autoconocimiento, si es que están interesados en ello. Peter los inauguró enseñando algunas actitudes "mindfullness" para atajar las crisis, la abogada y mediadora María Melendi dio otro sobre "estrategias de resolución" en conflictos, la psicóloga Azucena García Portillo hablará de la alimentación consciente el próximo 19 de mayo y su colega Ladis García del Río ofrecerá una guía de experiencia emocional, el sábado 26 de mayo.

Las conferencias se imparten en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Buenavista y los microtalleres en la biblioteca de La Granja, en el Campo San Francisco.

La asistencia a las conferencias está abierta a todo el mundo, pero para participar en los microtalleres es necesario formalizar la inscripción, a través de la Escuela Municipal de Salud.

Todas las actividades y los servicios que ofrece el Teléfono de la Esperanza son absolutamente gratuitos, y las conferencias y los microtalleres no son una excepción.

Rosa de Arquer puntualiza que en algunas ocasiones, tras los talleres o las actividades de grupo, los voluntarios reparten entre los asistentes un folleto invitando a contribuir económicamente al sostenimiento de la ong, en la medida de sus posibilidades. El Teléfono de la Esperanza ha entrado este curso en los colegios e institutos ovetenses, con un programa de educación emocional para adolescentes. Los voluntarios de la organización enseñan a los niños pautas para potenciar la empatía, la autoestima, para resolver conflictos, para combatir la ansiedad, fomentar la resilencia, sobre trastornos alimenticios, les ofrecen sesiones de "mindfullness" y formación en valores. Además, en colaboración con Ludópatas Asociados en Rehabilitación del Principado imparten talleres de prevención de la adicción al juego de azar.

La Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Oviedo ofreció la nueva programación de extraescolares en los centros educativos del municipio. Mas de nueve mil alumnos solicitaron esa formación, según Rosa de Arquer, y la recibieron 1.200. Este curso no pudieron llegar más allá, la asociación se vio desbordada y carecía de voluntarios para atender esa demanda. De Arquer anuncia que el año que viene se reforzará y ampliará, con más personal y más cursos.

Otra de las áreas a las que el Teléfono de la Esperanza quiere dar impulso es el de la prevención del suicidio, con una campaña informativa para la que han contado con el apoyo de la fundación Edp. Asturias es la comunidad española con mayor índice de suicidios y Rosa de Arquer lo atribuye, en parte, al envejecimiento de la población. Explica que hay dos franjas de edad en la que es más frecuente, la primera es la década de entre los 40 y los 50 años y la segunda pasados los 80. Además, la psicóloga añade que el cuidado de las personas mayores también afecta a la salud emocional de las personas que se hacen cargo de él y de su entorno.

El Teléfono de la Esperanza colabora con la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y con la Universidad de Oviedo, recibiendo a alumnos en prácticas.

Y junto a toda esa actividad, tan diversa, no desatiende la que fue su primera vocación: la de ofrecerse a escuchar telefónicamente y aliviar a quienes sienten desasosiego y no saben adonde acudir. Los voluntarios atienden el teléfono las 24 horas del día, y no hay noche que no se atienda una docena de llamadas.

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