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La larga senda hacia el desarrollo sostenible

La instalación de una planta de hormigón y asfalto en el valle de Las Caldas va contra - las propias normas del Principado sobre protección del patrimonio natural y cultural

El mundo rural asturiano es uno de los ámbitos que me tiene prendado por esa singularidad a la que contribuye el despoblamiento continuo y progresivo desde hace algo más de un siglo. Las casas cerradas y a veces en estado de ruina, la extensión del bosque tras el abandono de los prados de siega constatan esta realidad a la que hay que poner freno, pero no a un precio tan alto como el de autorizar la instalación de una industria fuertemente contaminante no solo para esta zona rural sino para la propia ciudad de Oviedo.

Vemos sin cesar noticias sobre el elevado número de concejos asturianos en los que han nacido menos de diez niños en los últimos cinco años. Es alarmante e inquietante esta noticia. Algo habrá que hacer. Una acertada política es el aprovechamiento de los recursos endógenos del medio rural, siempre que sean respetuosos con el patrimonio natural y cultural.

¿San Juan de Priorio es un ejemplo de aprovechamiento de su potencial? ¿Puede afirmarse que la ubicación en la antigua cantera de un doble complejo industrial de hormigón y asfalto, es una buena práctica de desarrollo de los recursos en esta entidad de población? No, de ninguna manera se puede dar por buena esta iniciativa, como tampoco se puede justificar con el manido argumento de los puestos de trabajo que pueda generar. Empleo también puede crearse a partir de proyectos que abanderen la sostenibilidad como precepto.

El compendio legislativo que regula el sistema educativo obliga a incluir en los currículos de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato elementos relacionados con el desarrollo sostenible y el medio ambiente.

¿Tiene sentido desde Educación alentar estas cuestiones cuando desde otras consejerías se hace todo lo contrario? La respuesta a este interrogante se puede resumir del siguiente modo, el papel aguanta toda la tinta que se le eche.

Nada nuevo. La zarina Catalina II ya lo adelantó en el lejano siglo XVIII en una de sus réplicas al filósofo Diderot cuando éste intentaba convencerla de la necesidad de abordar reformas en el contexto de la Ilustración: "Usted escribe sobre el papel, pero yo tengo que escribir sobre la piel humana, que es incomparablemente más irritable y delicada". El Principado parece que no quiere escribir sobre la piel de una multinacional, que todos sabemos cómo se las suele gastar.

¿Cómo puedo explicar a mis alumnos el principio de sostenibilidad en materia de medio ambiente si nuestro gobierno autónomo, el mismo que ha legislado estos dos decretos, autoriza una explotación tan contaminante en un entorno con una reserva natural parcial, bosques de ribera, vegetación autóctona, yacimientos prehistóricos, iglesia románica y balneario entre otros?

Podré hacerlo con mucho gusto desde las tarimas de las aulas del instituto aplicando una metodología cuyo referente son las competencias clave como lo vengo haciendo desde hace treinta años. Se trata ni más ni menos de que el alumnado aplique los conocimientos que se les transmite en contextos reales.

El caso que nos concierne es un ejemplo de libro. Estoy convencido de que no darán crédito a lo que verán en imágenes y además analizarán con rigor las graves consecuencias de esta industria contaminante en el patrimonio y en la salud de las personas y animales.

No pretendo ni caigo en un burdo adoctrinamiento, eso lo dejo para los demagogos que tanto abundan en este país y para los nostálgicos de sistemas totalitarios. Algunos de ellos se identifican muy bien con la lagarta Dayana de la serie V, pues bajo su piel progresista protegen la praxis de aquellos tiempos ya pasados en los que la propaganda era el instrumento mediante el cual se perseguía el aborregamiento del pueblo. Se persigue gracias a esta estrategia pedagógica fomentar la ciudadanía activa entre nuestros jóvenes a la par que se les inculca el espíritu crítico, la necesidad de pensar y por supuesto gozar de criterio propio, porque de lo contrario serán objeto de la manipulación gracias a la propaganda oculta tras un discurso populista.

Errar en la adopción de una determinada decisión es fruto de nuestra condición humana; rectificar de sabios. ¿Hay que esperar al lamento como en otras tantas ocasiones por los errores cometidos? Resulta triste admitir que así suele ser.

Es deplorable desde esta tribuna u otra señalar con el dedo a quien con su nefasta gestión ha contribuido a envenenar el aire, infectar los cultivos de nuestras huertas, quemar nuestros árboles y erosionar nuestro patrimonio histórico-artístico, ya que su condición de necio le ha impedido disfrutar del sentido común y de su compromiso con la ciudadanía a la que representa.

Señores políticos, tanto si tienen responsabilidad de gobierno como si están en la oposición, escuchen al pueblo, al mismo al que cada cuatro años le piden su confianza.

Así lo harán en la primavera del año 2019, pero antes invito a esta comunidad de vecinos a recuperar el espíritu de aquellos asturianos reunidos el 27 de marzo de 1881 y a actuar en consecuencia. Recapaciten señores representantes de la cosa pública.

Tengan a la sensatez como guía y luz en la acción de gobierno y en la gestión de las políticas que vayan a aplicar en un entorno incomparable fruto de la comunión entre la Naturaleza y la Historia. Si he invocado el ejercicio de la ciudadanía activa no seré yo quien caiga en una contradicción, por eso desde mi humilde opinión, que no utópica, tengo a bien proponer tanto a la administración territorial como local las líneas de actuación necesarias en este valle regado por el río Nalón a partir de la asunción de los principios de sostenibilidad, respeto al medio ambiente y al patrimonio histórico-artístico.

Una de ellas seria la potenciación del uso didáctico de la Senda Verde a su paso por la antigua Ribera de Abajo, que conllevará la puesta en valor de la peculiar estación de Fuso de la Reina como centro de interpretación, a la par que hay que recuperar la memoria histórica de la extracción del carbón del lecho del río Nalón entre el puente de Fornos y el puente de Las Caldas como un recurso del turismo cultural.

Es necesario disponer de guías fehacientemente acreditados para mostrar cuevas, iglesias, balneario, molinos, escuelas, cementerio, fuentes, lavaderos y hórreos. Su formación debe impartirse en Las Caldas asumiendo la frase del geógrafo Manuel de Terán: "La Geografía es una disciplina de ver y andar".

Otra buena iniciativa sería la rehabilitación de las antiguas fondas para transformarlas en hoteles de baja densidad, de manera que sean asequibles a las economías más modestas como se hizo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Unido a ello podrían canalizarse eventos asociados al turismo profesional: congresos, convenciones, reuniones de trabajo, seminarios y cursos de verano y derivar la organización de actos tanto municipales como autonómicos a este valle.

También ayudaría potenciar los deportes acuáticos, tales como el piragüismo y la pesca. Otra cuestión importante sería recuperar la llanura aluvial de La Llera y las antiguas erías de Pandiella y Otero para implantar agricultura ecológica, siempre y cuando se supervise con rigor la emisión de gases tanto en la Química de Nalón como en la Central Térmica de Soto de Ribera.

Este tipo de iniciativas necesitan un empujón desde el ámbito público porque generan riqueza, progreso y bienestar. Son una muestra del compromiso de las administraciones con la ordenación del territorio y la explotación de los recursos del Valle de Las Caldas en el que no tiene cabida ni justificación una factoría dedicada a la producción de asfalto y hormigón porque sus efectos son nocivos y los beneficios que pudiera producir son nulos para el entorno.

Posiblemente para quienes son ajenos a nuestro valle igual son todo lo contrario. Mi deseo es que impere de una vez la cordura, pero siento ser escéptico.

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