El primer Ciclo Interdisciplinar de Música de Cámara de Oviedo (CIMCO) llegó a su fin. Lo hizo por todo lo alto, de la mano de Sandra Ferrández & Ensemble. El conjunto ofreció un viaje al cabaret francés y berlinés de finales del siglo XIX e inicios del XX. El escenario estaba ligeramente decorado para continuar con el tema cabaretero de la noche, y contribuyó al ambiente distendido del recital, sirviendo incluso para que los músicos se acomodasen cuando no tocaban para disfrutar de la voz de Ferrández como si fuesen clientes de una animada velada nocturna en un local de cabaret.
El concierto estuvo conducido por Héctor Matesanz/Lady Veneno, que mezcló el humor en dos intervenciones que tenían como objetivo contextualizar lo que se iba a representar. El repertorio consistió en canciones de algunos de los compositores más destacados del género, desde Eric Satie hasta Kurt Weil, que ofrecieron un interesante recorrido por las sonoridades del cabaret. Sandra Ferrández mostró su poderosa voz de mezzosoprano a la vez que supo impregnar las canciones del dramatismo y pasión requeridos. Su buen hacer se vio ensalzado por la mesurada actuación del ensemble. Pianista, violinista y chelista supieron acompañar la voz de la cantante para que brillara en todo momento y se entendiese el mensaje, a la vez que fueron un sólido soporte para la música.
La sala de cámara del Auditorio no estaba llena, pero el público mostró su entusiasmo con calurosos aplausos a lo largo de todo el recital. Esta calidez se vio recompensada con dos bises, en donde Ferrández cantó a la eterna Edith Piaf para poner el broche de oro a una formidable velada.
