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¿Un equipo diésel?

Sobre el mal inicio de Liga y la necesidad de encajar todas las piezas

Hay equipos que suelen tardar en arrancar. Por mucho potencial que tengan hasta que todas las piezas encajen se necesita algo de tiempo. Pasa en muchos deportes, incluso en alguno tan alejado del balompié como el fútbol americano. Los Seattle Seahawks, campeones de la Superbowl en 2014 y comandados por el "quaterback" Russell Wilson, se han ganado en los últimos años el apodo de conjunto diésel precisamente porque les cuesta un mundo ganar los primeros partidos de la temporada, pero suelen acabar como motos. Al Real Oviedo, pese a estar a miles de kilómetros de distancia de esa ciudad de la costa oeste americana, se le está poniendo también cara de equipo a gasóleo con inicios de temporada de lo más renqueantes.

Este año, los resultados no son buenos y el juego que se practica sobre el campo es peor aún, por mucho que Toché diga que nadie ha sido superior a nosotros (no sé dónde estaba el espigado delantero en Mallorca, aquel día en el que el conjunto insular nos dio un baño en toda regla). Pero esto no es algo exclusivo de esta temporada, aunque con derrotas como las del jueves contra el Reus (perdiendo en el último suspiro) duele mucho más y se hace todo más cuesta arriba. Pero cuanto antes se haga autocrítica, cuanto antes se reconozcan en privado y públicamente los problemas que adolecen en el terreno de juego mejor y más pronto se les podrá poner remedio. Lo que no se puede hacer es marear la perdiz esperando a que la marejada pase por casualidad. Hay que hacerle frente cuanto antes, y hay quien debe poner de su parte para apaciguar las aguas y dar de una vez un paso al frente.

Hay tiempo más que de sobra para que todo vuelva a su cauce y el Oviedo saque su potencial, que lo tiene. Entonces tendremos la misma cara de equipo diésel que tuvimos la temporada pasada, porque, que a nadie se le olvide, Sergio Egea también estuvo bastante cuestionado al principio, cuando las victorias se contaban con los dedos de la mano y lo único que se hacía era sumar empate tras empate. Y, pese empezar renqueantes (no tanto como este año), el argentino supo enderezar el rumbo, hacer que el conjunto ganara en entereza y jugara como un bloque. Desde que se fue el Oviedo parece un conjunto como sin rumbo, ha perdido toda su personalidad y su esencia. ¿Será Hierro capaz de emular a Egea? Está por ver.

El calendario tampoco ayuda. No es excusa, pero tener menos días que los rivales de descanso puede estar pasando factura, sobre todo al final de los partidos, que, en una división con tanta igualdad, es cuando los resultados se acaban decantando. Las rotaciones tampoco parecen estar ayudando, hay jugadores que tienen que empezar a dar el plus que se le presupone. No hay ningún otro equipo en la categoría que tenga en sus filas a gente de la calidad de Michu o Susaeta. Cualquiera de esta división querría llevárselos. Pero de momento tienen la pólvora mojada, igual que otros muchos de sus compañeros.

Esto es muy largo, larguísimo, pero hoy puede ser un buen día para cambiar la tendencia, para arreglar el gripado del motor y comenzar a funcionar como un bloque. Para dejar de ser los mejores jugando al fútbol en partes del campo donde apenas se les hace daño a los rivales. Para empezar tirar a puerta, para imponerse y ganar en personalidad. En definitiva, para empezar a ganar los partidos y remontar el vuelo. Para dejar de echar de menos a Egea de una vez. Y qué mejor que un escenario que Cádiz, donde todo empezó de nuevo.

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