Cuando se le pregunta por su etapa en Oviedo, a Falcón le sale rápido la palabra que define aquella sensación: "Rabia". No fue sencillo su paso por el Tartiere. Las lesiones no le dieron tregua y la situación del equipo no ayudó. La primera campaña tuvo tres entrenadores: Pichi Lucas, José Manuel Martínez y Pacheta, que reflotó la nave. En su segunda campaña las cosas fueron algo mejor aunque al final el equipo se quedó sin play-off. "Me da pena y rabia no haber disfrutado de lo que veo ahora en Oviedo. A mí desde chiquitito me apasiona el fútbol y jugar en el Oviedo era, por así decirlo, lo máximo a lo que podía aspirar", señala Falcón.
El toledano se ganó una justa fama fuera de los terrenos de juego, por su carácter alegre, siempre con una sonrisa cuando no acompañaban las cosas, y su compromiso con el equipo. Un futbolista del que ni entrenadores ni compañeros tenían una mala palabra. "Me acuerdo que nada más empezar la temporada me dio una gripe fuerte que me tuvo KO 2 o 3 días. ¡A mí que en mi vida me había perdido un entrenamiento! Era un síntoma", señala con amargura.
A pesar de su accidentado paso por Oviedo tuvo tiempo de saborear algunos buenos momentos: "Cuando más disfruté fue en los partidos de Copa. Recuerdo el gol que le hice al Salamanca y la eliminatoria ante el Athletic que, aunque no pude jugar, saboreé el ambiente". Falcón guarda palabras de alabanza para la afición azul: "La afición del Oviedo es un espectáculo, se vuelca con el equipo. Ves a gente que lo da todo por el club y lo único que deseas es poder corresponderles".
