De niño, el héroe de Javier Antonio Marinas era Alfonso Iglesias, el de «Pinón, Telva y Pinín» (del que se cumple el centenario del nacimiento) y de mayor, su dibujante favorito es el belga Hermann y su serie medieval «Las torres de Bois Maury», que le fascina. Marinas (Grado, 1963) hizo en 2005 el cómic histórico «Domno» (Ediciones Trabe) centrado en la figura del noble asturiano Gonzalo Peláez, que en siglo XII se enfrentó al rey Alfonso VII. Ahora se acerca más en el tiempo a través de Pedro Menéndez de Avilés (1519-1574), fundador de la ciudad de San Agustín el 28 de agosto de 1565, primer gran asentamiento europeo en los actuales Estados Unidos.

«Pedro Menéndez de Avilés. Al otro lado del mundo... la historia» es un guión de historieta del periodista y escritor avilesino José Martínez, que actualmente vive en México, y del que Marinas lleva dibujada la mitad. A fin de año está previsto que se publique. Serán 68 páginas en color y se editarán 3.000 ejemplares en español e inglés porque el editor es el Ayuntamiento de Avilés pero colabora también la ciudad hermana de la Florida.

«Sabía algo de Pedro Menéndez pero eran opiniones de bodega, como las de la mayoría», aclara Javier Antonio Marinas, «pero me he acercado al personaje a través de historiadores de las dos orillas. Al otro lado no hay leyenda negra sobre el navegante asturiano. Hablo del libro de Eugene Lyon».

Esta historieta comenzó a prepararse hace algo más de tres años, cuando Pepe Martínez la propuso al Ayuntamiento y se consolidó después de las últimas elecciones. Siguiendo su costumbre de documentarse, Marinas recurrió hace años y medio al cronista de Avilés, Justo Ureña, y al investigador del archivo, Alberto del Río. Año y medio parece mucho tiempo pero el dibujante hace sus historietas en sus horas libres ya que trabaja en una empresa de rótulos y diseño gráfico y atiende otras facetas, entre ellas la de cartelista: lleva más de 40 carteles premiados.

«Por medio de internet he conectado con especialistas en la Florida a los que debo mucho para la documentación y a los que espero conocer cuando presentemos el libro allí. El arqueólogo y artista Theodore Morris le ha enviado mucha documentación acerca de las tribus perdidas de la Florida, en concreto sobre los Calusa y los Timucua que por sus peinados de moño y sus tatuajes evocan mucho más a los indios aztecas y centroamericanos que a los indios de las praderas. Vivían de la agricultura y de la pesca en los manglares».

El libro resultante es como los que le gusta leer a Marinas porque la vida de Pedro Menéndez de Avilés fue muy aventurera. «Respondió a una misión de Felipe II en la guerra que sufría Europa entre católicos y protestantes. Menéndez tenía que eliminar a los hugonotes que atacaban a la flota española en las Indias. Además exploró e hizo la cartografía de Cuba y de la Florida y de lo que hoy son Virginia y las Carolinas. Batalló porque vivió tiempos de conflicto. En la bahía de Matanzas de Florida dio a los hugonotes la posibilidad de hacerse católicos y cuando se negaron mató a todos menos a los niños. Pero no fue un exterminador. Eugene Lyon, autor de "The Enterprise of Florida: Pedro Menendez de Aviles and the Spanish Conquest of 1565-1568" lo valora mucho más como descubridor y explorador».

Marinas es rápido dibujando. Su estilo es drástico en la economía de medios con la que quiere narrar. Se le desboca la soltura en la resolución. Es minucioso documentándose en armas, ropajes y paisajes y planificando. Planificar una página, saber cuántas viñetas llevará y abocetar sus contenidos les puede llevar un día entero: «después va rápido», concluye.

Marinas vino al mundo en Grado pero ha estado vinculado a Avilés desde siempre. El día que nació su padre entró en Ensidesa. Llegó con un pan debajo del brazo y en seguida, ya en Llaranes, se hizo con un lápiz para garabatear las vueltas de los porfolios de 800 páginas que traía su padre del trabajo. Dibuja desde los 8 años, a partir de los episodios de «Shaft» que veía en televisión. En el graduado escolar le añadieron que era un manitas para el dibujo. Estudió Maestría, Delineación y Diseño Gráfico pero es un autodidacta que creció leyendo, prestados e intercambiados, los tebeos de Marvel de los años setenta, editados por Vértice. Vio morir a Gwen Stacey en «Spiderman», leyó clásicos españoles como «El capitán Trueno» y «El Jabato» y, a través de un amigo de Llaranes que era hijo de un ingeniero, accedió a «El hombre enmascarado» de Lee Falk.

Vive en Corvera desde los 12 años y se descubrió al cómic como dibujante a finales de los ochenta en la revista «Tapón», que dirigía Juan José Plans para la Caja de Ahorros de Asturias. Ha colaborado en «Orbayando», «Sauco», «El llapiceru» y «El gomeru». Tiene premio de la «Semana negra» y de cartelismo en Cáceres, en Madrid y en Asturias, donde aspira a anunciar todas las fiestas «como hizo Alfonso Iglesias, que me encanta». Le gusta el cartel porque es rápido, sencillo «y su gratificación está mejor gratificada»

En 1997 publicó «Ballenas», una historia en la Asturias costera del siglo XVI y sus barcos balleneros. Ha sido el autor de los dibujos de la «Historia de la Monarquía Asturiana» de la biblioteca de LA NUEVA ESPAÑA y en 2005 sacó «Domno», en color y asturiano, editado por Trabe y prologado por el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, Javier Fernández Conde. El año siguiente la obra vio la luz en castellano y en blanco y negro.

Su preferencia por el relato histórico nunca es una renuncia al relato ni al cómic ni a las aventuras. De su biografía sobre Pedro Menéndez de Avilés está encantado del episodio en que el almirante asturiano rescata cinco buques españoles presos en La Rochelle (puerto con el que Avilés tenía mucha relación comercial) y mata personalmente al comandante enemigo, Jean Alphonse de Saintoge.