Los símbolos, ni tocarlos. Y de eso, de símbolos, hay mucho en el mundo rock. Una portada, una guitarra, un gran concierto, una chapa, una canción, un álbum, un fan, un batería, y una batería, una cuerda de guitarra, y una guitarra, una señora, un señor, una película, una compañía de discos? Un estudio. Y, sobre todo, si el estudio lleva título de elepé mítico de la banda más mítica entre las míticas: los estudios Abbey Road de Emi. Siempre tan celebrados por el disco de los «Beatles», y siempre tan visitados por fieles de la banda o, simplemente, turistas que oyeron hablar de que allí se había cocido algo importante de la cultura popular. Y más si el estudio es conocido por «su vestíbulo». Es decir, por una foto (que ilustra el disco de «The Beatles») de un paso de cebra por el que desfilan los cuatro chicos de Liverpool. Y si encima cada uno de sus cuatro componentes traslada un significado en su caminar por el paso de peatones: un sacerdote, un enterrador, el duelo y los pies descalzos de Paul McCartney, haciendo un guiño a las costumbres orientales para quemar a sus muertos. El más mínimo detalle de esa foto alcanzó gloria, incluido el Escarabajo aparcado tocando el bordillo de una de las aceras. Nunca una imagen de portada de disco dio para tantas imitaciones. Meses atrás se celebraba el aniversario de Abbey Road, sus cuarenta años, y fueron miles de visitantes los que se citaron a las puertas del los estudios; por tanto, en la calle de los estudios londinenses; por lo tanto, en la calle del paso de cebra que ayuda a acercarse a la «casa» de Abbey Road.

La semana se inició con el anuncio de la venta de los estudios (al cerrar estas líneas el debate estaba caliente, ahora puede que no haya ya debate, que no se vendan los estudios o que se hayan vendido ya). Y eso provocó a los fieles del símbolo, que son millones. Paul McCartney salió a la palestra para conservar los estudios y las redes sociales de internet montaron una campaña de salvamento. Lo cierto es que como se lleve a cabo el propósito de la propietaria, que quiere, con el dinero recaudado, aliviar parte de un préstamo, estudios tan simbólicos, en los que ha grabado gente tan enorme para la historia de la música popular, pueden acabar convertidos en un centro comercial o en oficina de banco.

Sin embargo, hay maquinarias imparables que ya se llevaron por delante cines históricos, teatros ilustres y cabarés con sus camerinos y sus secretos. Es el paso del tiempo, que se los lleva por delante (al menos los símbolos inmuebles). Afortunadamente, quedan las canciones de «Abbey Road» (disco) y tantas de otros grupos (léase «Pink Floyd», por citar la parte sinfónica del rock), que no se podrán llevar los créditos y la especulación inmobiliaria. ¿O también? Salud y «Come together».