Aún presente la gloria conseguida por Lady Gaga en España (Lady Gaga, el nuevo gran valor pop del universo), cuando Christina Aguilera, que tuvo su reinado de manera efímera, acaba de desfilar también por España para presentar una película con Cher; y mientras Katy Perry maneja su mundo para acercarse al podio total en las estrellas, cuando todas esas cosas van ocurriendo en estos últimos meses del año, aparece también un nuevo impulso a eso que se ha dado en llamar generación del nuevo soul británico. Adele, que no es voz nueva (es cosecha discográfica de 2007, pelín antes que Lady Gaga), está tomando el mercado mundial con sus toques gospelianos, jazzísticos (hay en su temas claros guiños a las grandes del género) y con canciones como «Rolling In The Deep» o «Chasing Pavements». Ya tiene una base triunfal tras ser aclamada en los premios de la música británica o en los Grammy, donde fue revelación. Le faltaba eso que se dice gran público. Es decir, alcanzó de pleno y de lleno en una primera fase a sus paisanos «anglos» (y sus paisanos tiene un gran oído para estas músicas) y ahora ya está en camino de alcanzar al paisanaje mundial. En España anda desde hace un par de años en los círculos de crítica y fans y está a punto de poner la guinda en todo el «paisanaje» patrio porque algunas de sus perlas cantadas, ya han salido de los nuevos círculos tecnológicos para entrar también en los viejos canales musicales. Eso que justamente Cher evocaba en Madrid esta semana al mostrar su nostalgia por la familiaridad de la industria discográfica en sus tiempos con Sonny (Sonny & Cher): la radio, la tienda de discos y la compra del disco. Sí, esos viejos canales aún son útiles para alcanzar al «gran público». O sea, Adele lleva una ruta muy similar a la de Amy Winehouse y otras glorias recientes del género británico. Entre unas y otras; entre diosas del pop desde la soberana, Madonna, a Lady Gaga o estas princesas británicas, es obvio que hay reinado femenino en la música. Como nunca. Antes, quizá por ser el rock el dominante, había escasez, aunque siempre brillantez. Pero ahí estaban las grandes damas jazzísticas, «gospelianas» o souleras. Y las enérgicas Janis Joplin o Deborah Harry, por citar dos modelos (el alma rock/blues y la nueva ola) muy distintos de generaciones muy distintas. Ahora hay un poderío muy importante entre las grandes señoras de la música popular. Ahí está para certificarlo el poso que todas estas nuevas voces, ya sean del pop, el nuevo soul o el country y el r&b, dejan en estas ceremonias que celebran los progresos de la industria: Léase los premios «MTV», los «Grammy», «Brit», los premios de la música española; y hasta los «Oscar», que por aquí también hay un dominio con Eva Amaral, Anni B Sweet, Russian Red o históricas como Luz, Alaska, Ana Torroja o Marta Sánchez?