Madrid

Un equipo de científicos codirigido por el español Julio Mercader ha descubierto restos de cascanueces fabricados por chimpancés, con una antigüedad de 4.300 años, en Costa de Marfil (África), en la selva tropical del parque nacional de Tai. El científico, cuyo trabajo se publica en el último número de la revista «PNAS», explicó ayer que estos «cascanueces o martillos de piedra» son rocas graníticas elegidas por su dureza para romper la cáscara y acceder al nutritivo fruto.

La investigación fue codirigida, además, por Christophe Boesch, del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology, y en la misma participaron también instituciones canadienses, alemanas y otros colaboradores de Estados Unidos y el Reino Unido.

Los cascanueces descubiertos son «la única y primera» evidencia de «tecnología» chimpancé de la Prehistoria, lo que da peso a la teoría de que algunos rasgos del comportamiento humano habrían sido heredados no sólo por los hombres, sino también por los grandes simios.

«No está claro si los homínidos inventaron este tipo de tecnología de piedra o si tanto los humanos como los grandes monos la heredaron de un antepasado común», dijo Mercader.

La investigación demuestra que los instrumentos descubiertos no pudieron ser obra de la erosión natural ni de la mano del hombre, dadas sus características, entre otras, el que los martillos utilizados son demasiado grandes como para ser fácilmente manejables por humanos.

Además, continuó, las mismas contienen «residuos de almidón de varias especies de nueces utilizadas habitualmente por los chimpancés, no por los humanos».

La tecnología utilizada para liberar las partes comestibles de las nueces es «más complicada de lo que pudiera pensarse», según los científicos. «Sabemos que el comportamiento de los chimpancés modernos para cascar las nueces es transmitido socialmente y aprenderlo lleva a los animales unos siete años», puesto que «romperlas sin espachurrarlas no es una técnica simple», precisó Mercader.

El descubrimiento hace pensar en la existencia de «una edad de piedra en los chimpancés», que se remontaría a tiempos muy antiguos. Aunque es difícil probar si esa tecnología lítica se adoptó por imitación por parte de los chimpancés, otra posibilidad sería que se hubiera dado una «convergencia», es decir, que tanto los humanos como los grandes monos la hubieran adoptado independientemente.

«Solíamos pensar que la cultura y, sobre todo, la tecnología eran dominio único de los humanos, pero no es así», indicó Mercader. Anteriores investigaciones publicadas por este científico en «Science» ya habían propiciado el camino hacia una nueva subdisciplina de la arqueología del chimpancé, que combinaría arqueología, paleoantropología y primatología. Según los científicos, el trabajo de Mercader presenta datos importantes arqueológicos respecto al tiempo desde el cual los chimpancés son capaces de romper las cáscaras de las nueces.