No parece haber sido flor de un día. El espectacular ritmo de donaciones registrado en Asturias el año pasado ha continuado en el primer trimestre del presente ejercicio. Entre enero y marzo en el Principado se contabilizaron 16 cesiones de órganos, una cifra que supera ampliamente las 12 donaciones computadas en el mismo período de 2007. Asimismo, se han llevado a cabo 30 trasplantes, un 50 por ciento más que los 20 que se habían realizado en el primer trimestre del año pasado.

«Las cifras son, desde luego, muy satisfactorias», explicó ayer Jesús Otero, coordinador autonómico de trasplantes, quien, no obstante, subraya la necesidad de ser prudentes, toda vez que la estadística juega a menudo malas pasadas y no conviene extrapolar a todo un año lo acontecido en el primer trimestre.

Con todo, las 16 donaciones del período enero-marzo deben ser valoradas en el contexto de lo ocurrido en los últimos años. Y, más concretamente, del balance de 2007, que con 52 donaciones rebasó todas las marcas anuales establecidas con anterioridad y situó a Asturias en el segundo puesto del «ranking» autonómico, sólo por detrás de La Rioja.

«Seguramente estamos recogiendo el trabajo de años anteriores», apunta el doctor Otero como posible explicación al hecho de que ya sean varios los años consecutivos en los que el Principado ocupa los puestos de cabeza en la proporción de donaciones en función de la población.

La cifra de cesiones de órganos del primer trimestre de 2008 cobra aún mayor valor si se considera que en los tres primeros meses del presente ejercicio se han registrado tres negativas a la donación por parte de los familiares de los fallecidos. Esta cifra de rechazos representa una tasa cercana al 16 por ciento, la cual, situándose probablemente en el rango bajo de la clasificación por autonomías, duplica la contabilizada en el conjunto de 2007, en la que sólo recibieron una respuesta negativa 5 de los 58 peticiones de órganos.

Otro factor que Jesús Otero considera destacable es la baja cifra de trasplantes que se frustran debido a contraindicaciones médicas en los donantes que ceden sus órganos, circunstancia que atribuye «al buen trabajo que se hace en la uvi». Ése es también el motivo de otro capítulo positivo que el coordinador de trasplantes pone de relieve: la ínfima cifra de órganos que se pierden a causa de paradas cardiacas.

Si el ritmo de donaciones en lo que va de 2008 es óptimo, el de trasplantes es más que positivo. Ciertamente, la actividad trasplantadora en Asturias el año pasado no pasó de discreta. Se practicaron 96 implantes, una cifra muy inferior a los 116 de 2006. Los 30 trasplantes de los tres primeros meses de 2008 -17 de riñón, 11 de hígado y dos de corazón- implican un promedio prometedor. En los primeros días de abril se ha llevado a efecto un injerto más, en este caso de corazón.

Otro acontecimiento relevante del primer trimestre del año en la sanidad asturiana ha sido la realización del primer trasplante de médula ósea a partir de un donante no emparentado con el receptor. Al igual que todos los injertos de órganos, éste se llevó a cabo en el Hospital Central de Asturias. Hasta ese momento, los pacientes de la región que debían someterse a una intervención de estas características se veían obligados a desplazarse a otros puntos de la geografía nacional, como Madrid o Barcelona.