Viena,

Pilar RUBIERA, enviada especial de LA NUEVA ESPAÑA

La Joven Orquesta de Cámara de la Escuela Internacional de Música de la Fundación Príncipe de Asturias respondió ayer brillantemente al desafío que supuso para sus veintidós miembros que la integran, interpretar en el Centro Arnold Schönberg de Viena, uno de los templos de la música contemporánea, la «Sinfonía de cámara opus 9», una pieza difícil y compleja del genial compositor vienés, estrenada con gran escándalo por la Filarmónica de Viena hace un siglo. Los jóvenes, muchos de ellos asturianos pero también de autonomías como Galicia y Castilla y León o de países como Chile, no olvidarán nunca los dos días de duros ensayos, dirigidos por el maestro Arturo Tamayo, y los aplausos de un público exigente que recibieron al final de un concierto y que obligaron a los intérpretes a salir cinco veces a saludar.

El concierto clausuró la segunda edición del festival «Spanien modern» puesto en marcha por Carlos Ortega, director del Instituto Cervantes en la capital austriaca, con el objetivo de dar a conocer la música española en una de las capitales mundiales de ese arte.

Compuesta en un momento de crisis musical pero también social, la «Sinfonía de cámara» de Arnold Schönberg es, en opinión de Arturo Tamayo, «una obra muy abierta al futuro que busca llegar a un mundo de tratamiento mas libre del material sonoro»

El Centro Schönberg, en una de cuyas salas se celebró el concierto, alberga su legado: obras originales, partituras manuscritas, sus famosos autorretratos y fotografías del compositor.