Oviedo, Eduardo GARCÍA

El escritor leridano Josep María Rodríguez Cabrera se alzó ayer, con su poemario «Raíz», con el VII Premio «Emilio Alarcos» de poesía, que el jurado, por vez primera no presidido por Ángel González, otorgó por mayoría en el transcurso de un intenso acto celebrado en un abarrotado salón principal del RIDEA, en Oviedo.

Presidió Vicente Álvarez Areces, pero la presidencia sentimental estaba al lado, en la persona de la viuda de Ángel González, Susana Rivera. Junto a ella, sus amigos del alma, los también poetas Luis García Montero, Aurora Luque y José Luis García Martín. Al otro extremo, Joaquín Sabina, mediático e incombustible, que entre tanto literato se autocalificó de «infiltrado». Josefina Martínez, profesora emérita de la Universidad de Oviedo y viuda de Emilio Alarcos, se imaginó a su marido y a Ángel González «habitando las brumas del más allá», contemplando el mundo con la sabiduría mutuamente alimentada de dos amigos, de dos cómplices. Juntos «en el amor a la poesía, en el homenaje a la amistad», dijo el presidente del Principado.

Abrió el acto el ovetense Julio Rodríguez, ganador de la edición del pasado año con su poemario «Naranjas cada vez que te levantas», quien tuvo recuerdo para Emilio Alarcos, «uno de los pocos sabios a los que pude conocer», y para Ángel González: «Escribo poesía para devolver algo de lo que me dio un hombre de barba blanca con el que nunca he tenido ocasión de tomarme una copa».

Llegó el turno de la lectura de poemas, y cada cual apuntó a donde le dictaba el sentimiento. Luis García Montero volvió a leer en Oviedo un hermoso poema a su madre (está en su último trabajo «Vista cansada»). García Martín recitó obra propia y Susana Rivera -como no podía ser de otra forma- leyó a su marido. «No será lo mismo», asumió, «pero lo voy a hacer con amor». Recordó más tarde Josefina Martínez que Ángel González «fue quien cuidó y tuteló este premio», que goza de buena salud, crece, enriquece y ensancha. Al otro extremo de España hablaba el ganador de esta edición. «Mi poesía busca profundizar un poco más y asentarse en la raíz, buscar lo que hay debajo de esa realidad», comentó.