Oviedo, Javier Cuervo

Alfonso, creador de los chistes de «Pinón y Telva» y de las historietas «Las aventuras de Pinín», nació hoy hace 100 años en Navia. Sus herederos, encabezados por Alfonso Iglesias García (Oviedo, 1941), hijo del polifacético creador, han diseñado un amplio plan de celebración del centenario del que fuera el artista más popular de Asturias en el pasado siglo. El proyecto incluye una gran exposición antológica e itinerante de factura moderna y ediciones que recuperen una obra entrañable que permanece, en gran parte, oculta en las colecciones de los periódicos.

Alfonso Iglesias García, arquitecto con varias obras en marcha y que está recibiendo un tratamiento oncológico, negocia e implica en el proyecto a distintas entidades e instituciones, pero es consciente de que «en estos años de crisis hay dificultades presupuestarias para el patrocinio de exposiciones de calidad que sepan contar en lenguaje de hoy unas creaciones de ayer que siguen muy presentes en la memoria de los asturianos».

Los hijos y nietos de Alfonso Iglesias López de Vivigo (Navia, 1910-Oviedo 1988) no se han quedado quietos en estos años para recopilar el patrimonio artístico del creador en su larga y prolífica trayectoria, que comenzó antes de la guerra en «Región», se extendió después durante 30 años en LA NUEVA ESPAÑA y continuó en diarios de Madrid como «El Alcázar» o «Abc», además de en la incipiente TVE donde realizó dibujos y animaciones.

Alfonso, que como directivo de la Sociedad Ovetense de Festejos fue el creador visual del desfile del Día de América en Asturias, amplió su campo de trabajo, desde los años treinta, al cartelismo y, a partir de los sesenta, a las acuarelas de paisajes de Asturias, fue versificador, autor de teatro asturiano y reivindicador de Cudillero, villa donde creció, y de los hórreos, cuando este patrimonio etnográfico corría peligro de destrucción.

El archivo que recopila trabajos expurgados de las colecciones de LA NUEVA ESPAÑA, «Carbón», «La Voz de Asturias», «Pueblo», «Alcázar», «Abc», fue ordenado según los criterios profesionales de la archivista María Luisa Álvarez de Toledo. Sus cifras son ingentes: 1.600 chistes sólo en LA NUEVA ESPAÑA (desde 1936 a 1950, cuando el artista se mudó con su familia a Madrid para atender la enfermedad respiratoria de su mujer. Tina García Espina), casi 500 páginas de Pinín, 200 carteles que han sido depositados en el Museo del Pueblo de Asturias de Gijón (y que van desde la inmediata posguerra hasta los ochenta), infinidad de dibujos originales y más de 400 acuarelas. La mitad de ese archivo físico se encuentra digitalizado y quiere ser puesto a disposición de alguna institución que quiera dedicar un espacio de memoria a Alfonso y su obra. También tienen una página web en construcción que esperan tener acabada en un par de meses. El programa prevé conferencias que recuerden las distintas facetas del artistas, edición de su obra, un documental para televisión, algún homenaje en el Día de América en Asturias, algunas creaciones audiovisuales en torno a sus personajes y la representación de alguna de sus obras de teatro que estrenó con éxito a mediados del siglo XX.

Los herederos de Alfonso Iglesias López de Vivigo son pocos pero están tocados por las mismas preferencias artísticas del abuelo. El dibujante tuvo tres hijos, Covadonga, Alfonso y Esteban (ya fallecido). Irene Rhode, hija de Covadonga, es diseñadora en Zara. Esteban y Covadonga Iglesias Francheteau (hijos de Alfonso) son, respectivamente, diseñador gráfico y director artístico de las empresas Mimetico y SkinSolu y licenciada en Bellas Artes en escultura. Los hijos de Esteban, Macario y María, son arquitecto él y pintora y escultora ella.

Sobre la pervivencia de la obra de Alfonso Iglesias, su hijo piensa que, entre lo popular, lo más valioso son «Las aventuras de Pinín» (1943) «porque rompió muchos moldes y es un éxito que no ha cesado a lo largo de los años, primero en LA NUEVA ESPAÑA, luego en libro, más tarde en los álbumes de cromos de chocolates La Cibeles, en los setenta editado nuevamente como tomo, en los ochenta reeditado con éxito en LA NUEVA ESPAÑA y, más recientemente, en cuatro libros que incluyen los cuatro primeros de los nueve viajes y que vendieron 38.000 ejemplares. Chistes de cazurros había en todas las regiones pero Pinín fue más novedoso y fenomenológico».

«Pinón y Telva», sus cazurros, son un matrimonio de aldeanos que nació en junio de 1939 y que fue madurando y adaptándose a los tiempos y a los medios (hizo chistes, teatro asturiano, programa radiofónico, publicidad) se acabaron convirtiendo en iconos regionales. Una antología de sus chistes aún fue un éxito en 1971. Iglesias García opina que «tienen que seguir funcionando como chistes que se hicieron en su tiempo, que no son de hoy, que hay que verlos en su contexto, al olor de la nostalgia, de la memoria o de la crónica y, desde luego, como dos iconos que no han sido sustituidos. Lo sorprendente de la obra de mi padre es que sigue siendo muy popular pese a que nadie la mueve, si no lo hago yo», concluye Alfonso.