´Biutiful´, lo nuevo del mexicano Alejandro González Iñárritu, vuelve a evidenciar el saber hacer de Javier Bardem. La cinta es única película latinoamericana que compite por la Palma de Oro en Cannes y su protagonista está ya en todas las quinielas como ganador del premio al mejor actor. Para Bardem, estatuillas al margen, el verdadero premio es "estar en un Festival como Cannes con una película que dice cosas importantes".

"Ojalá, a todo el mundo le gusta le den premios", reconoce el actor español al ser interrogado sobre sus posibilidades de cara al galardón, pero acto seguido matiza que copas, estatuillas o palmas no son lo más importante. "Al final, aunque sea un tópico el premio es estar aquí con una película que es importante en muchos sentidos, que explica cosas que son importantes de decir", proclama Bardem.

A su juicio el mayor activo de Biutiful es que, con independencia de que guste más o menos, deja siempre "un poso de conversación y diálogo para discutir con tus amigos". "Si luego de tan una estatua... te hará mucha ilusión. Te emborrachas, lo celebras, lo dedicas y lo dejas en una estantería", insiste.

La cinta del director mexicano, "uno de los mejores de la historia" para Bardem, atrapó "emocionalmente" al actor español especialmente por el "legado de preguntas con respuestas importantes" que quedan después de ver la película.

Reconoce que meterse en la piel de Uxbal y rodar a las órdenes de González Iñárritu ha sido "un proceso muy intenso" pero gratificante porque siempre "recompensa trabajar con alguien con quien el actor puede creer". Bardem también destacó que una de las razones por las que aceptó este papel fue la posibilidad de volver a trabajar en su lengua y señaló que intentó modelar su acento para que sonara "más suave, más mediterráneo" porque su forma de hablar es "es tan madrileña...".

En ´Biutiful´ su objetivo es mostrar "mostrar alguien que quiere sobrevivir en su mundo y que no quiere perder lo último que le queda: el amor". Su personaje es una persona bajo "el efecto de la corrupción y de la explotación, tanto a hacia si mismo como hacia los demás".

Y en unas circunstancias tan adversas, relata Bardem, la única forma que encuentra de poder "regenerar algo que sus hijos puedan heredar" es encontrar y no perder nunca "la compasión". Un sentimiento que, señala, en la sociedad actual está "bastante perdido".

Un "comunicador de ideas"

"Estamos tan alejados de la compasión que nos parece casi altruista y la grandeza de este personaje reside en eso", sentencia el actor, que además reclama para su profesión algo más que la mera interpretación: "Yo, como actor, tengo que hacer algo más que interpretar porque al interpretar uno se olvida de realmente del mensaje, que es ser comunicador de ideas mucho más grandes que nosotros".

Lo contrario puede llevar, avisa Bardem a "interpretar para ti mismo" algo que "no es fiel al oficio", amén de constituir "un acto de vanidad terrible". Quizá para no caer en estos vicios tan propios de quienes ya acumulan decenas de esas "estatuillas" en sus estanterías Bardem prepara un nuevo documental sobre el Sahara.

Una cinta que llevará por título Hijos de las nubes, y que, según Variety, estará dirigido por Alvaro Longoria y que producirá el propio Bardem. La película intentará ofrecer una visión objetiva y neutral del conflicto del Sahara Occidental con testimonios de altura como los de Bill Clinton, Henry Kissinger, Felipe González o José María Aznar.