Gijón, C. JIMÉNEZ

Cuatro exposiciones para explorar la trayectoria vital de un artista singular. La celebración del centenario del nacimiento del gran pintor gijonés Aurelio Suárez permitirá al público asturiano redescubrir en cuatro escenarios diferentes, en Oviedo, Gijón y Candás, el universo más íntimo de un hombre que clava su talento en todo lo que toca. «Pintar no es copiar la naturaleza, es representar gráficamente lo que imagina nuestro cerebro», se confesaba el artista en su «Teorema pictórico». Y es precisamente de esta premisa de donde parte todo el mundo onírico «aureliano», que se refleja en óleos, gouaches, bocetos, libros, piezas escultóricas, cerámicas, retratos, objetos naturales, muebles... Cualquier soporte era bueno para dar rienda suelta a su creatividad. La de un vanguardista rendido al arte de la imaginación.

Los actos del centenario incluyen un amplio programa de actividades repartido por varias localidades asturianas para dar a conocer al gran público un buen número de creaciones inéditas. La familia propuso al Principado organizar algo acorde con esta efeméride y la respuesta fue casi inmediata. Aurelio volverá a la luz pública en cuatro grandes exposiciones: dos de ellas en su Gijón natal, en la galería Cornión y en la Biblioteca Jovellanos; en el Museo Antón de Candás y en el Museo de Bellas Artes de Asturias, donde se encontraban ya algunas de sus obras en depósito.

«Son piezas de una belleza tremenda», explica su único hijo, Gonzalo Suárez Pomeda, sobre un artista que regresa en obra y en espíritu, al completo, en todos sus parámetros. La herencia «aureliana» que se verá a partir del 15 de julio en la galería Cornión incluye dos obras inéditas, «Dozuno» y «Teorema pictórico». La muestra, en la que colaboran artistas, escritores y amigos, es un repaso de todas las exposiciones realizadas desde el año 2003 en que falleció el artista.

Dos días antes, en el Centro de Escultura de Candás, Museo Antón, se abrirá una segunda exposición con objetos naturales, maderas, vidrios, metales, muebles, cajas, cerámicas y otros artículos de uso habitual que han inspirado algunas de las creaciones del artista. Son objetos que Aurelio Suárez hizo para sí mismo o regaló y que ahora se exhiben por vez primera.

La afición del artista a coleccionar barajas y estampitas le llevó a crear una serie de cajas decoradas que hasta ahora no habían visto la luz, igual que las cerámicas, fruto de su etapa profesional como decorador de lozas y porcelanas. Otros objetos cotidianos vistos desde una perspectiva artística y «aureliana» son los libros. Y qué mejor escenario para mostrar sus marcadores, separadores, carpetas de música y ex libris que la Biblioteca Jovellanos donde el próximo 5 de noviembre se abrirá al público una exposición, coincidiendo con el congreso de bibliotecas que se celebra en esas fechas en la ciudad.

La ocasión llevará a una transformación total de la sala de exposiciones de este gran edificio público, con alguna sorpresa extra para los viandantes. Como en el resto de exposiciones (salvo Cornión, donde sólo se editará un libro), la iniciativa se hará acompañar de la publicación de un calendario, un libro, cinco marcadores de libros y un libro de postales.

El broche del centenario llegará el 19 de noviembre con la inauguración de la cuarta y última exposición en el Museo de Bellas Artes de Asturias. 31 obras entre óleos, gouaches, bocetos y carpetas decoradas que harán las delicias del público más exigente.

En la vida secreta de los objetos cotidianos de Aurelio Suárez podrán verse también algunas de sus partituras -el pintor era un gran aficionado a tocar la flauta-, sus libros de solfeo e incluso sus propios instrumentos. Se recrean, en definitiva, escenarios íntimos del artista para este gran homenaje público. El proyecto expositivo al que Asturias da la bienvenida ha implicado a las instituciones en la divulgación e investigación de la obra. La herencia desnuda y sorprendente del artista prolífico que fue Aurelio Suárez sale ahora, por fin, a la luz pública.