Madrid, Modem Press

«He disfrutado mucho leyendo y estudiando estas novelas». Éstas fueron las palabras con las que el asturiano Víctor de la Concha, director de la Real Academia Española (RAE), concluyó ayer la presentación de su libro «Cinco novelas en clave simbólica», en el que explora en forma de ensayo los simbolismos y mundos de cinco novelas paradigmáticas de la narrativa en español del siglo XX.

El repóker de novelas lo forman «Cien años de soledad», de Gabriel García Márquez; «Madera de Boj», de Camilo José Cela; «Volverás a Región», de Juan Benet; y «La casa verde» y «Sefarad», cuyos autores, Mario Vargas Llosa y Antonio Muñoz Molina, respectivamente, compartieron mesa con el filólogo de Villaviciosa en la presentación llevada a cabo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid ante un buen número de compañeros académicos e intelectuales capitalinos.

Parafraseando a Pedro Salinas, García de la Concha afirmó que «el lector no debe ir a un libro a ver qué le da, sino a ver a dónde le lleva más allá de su argumento» y con esas buenas intenciones abordó el estudio de estas cinco novelas «intensamente literarias, de una lectura compleja».

El primer ensayo que abordó fue el de «Regresarás a Región», de Juan Benet, un autor contrario a los academicismos y a los críticos literarios, quien solicitó a García de la Concha que le hiciera una edición comentada de su novela «de esas eruditas y con notas a pie de página casi siempre equivocadas» para litigar contra la editorial propietaria de los derechos. «El objetivo de Benet en esta novela no era escribir al dictado de la realidad, sino utilizar sus recursos y montar una realidad diferente».

Sobre «La casa verde», de Vargas Llosa, De la Concha concluyó que su exhaustiva documentación es el material necesario del que emanan los espacios simbólicos que atrapan a los personajes. Acerca de «Cien años de soledad», el director de la RAE afirmó que «no hay nada ocasional en García Márquez. Todo fluye y discurre al margen del tiempo cronológico y funde la realidad histórica con la fantasía mágica de la propia ficción».

Con «Sefarad» -«ingresé en la cofradía de los que lloraron leyendo esta novela», confesó De la Concha- Muñoz Molina muestra que «la memoria crea antes de que el conocimiento recuerde y nos muestra que todos somos desterrados -de la infancia, de la salud, etcétera- y al mismo tiempo somos los causantes de esos destierros». De la Concha siguió muy de cerca de Camilo José Cela la confección de «Madera de boj», novela en la que el autor gallego «estruja los datos tan documentados y minuciosos que expone para crear un estado de ánimo que es su amor a esa zona de Galicia».

Mario Vargas Llosa fue el encargado de abrir la presentación ante el numerosísimo público que abarrotó el salón del Círculo. El escritor peruano, que se confesó «no imparcial al leer un libro en el que soy protagonista», afirmó que «me gusta la crítica que incita a leer los libros que critica como es el caso del ensayo de De la Concha». Las cinco novelas elegidas por el académico asturiano «son historias selváticas, oscuras e intrincadas que ponen a prueba al lector, su memoria y su agudeza. De la Concha hace una lectura minuciosa de cinco obras contadas de manera ambigua, con una prosa tumultuosa y sin respetar ninguna cronología» porque «el tiempo es una invención del novelista igual que la invención de un narrador».

Vargas Llosa se felicitó por la aparición de «Cinco novelas en clave simbólica» «en un momento en el que la crítica es frívola y superficial o demasiado especializada. Cada vez hay menos ensayos críticos que acerquen a los lectores a los libros que critican, que les sirvan de cicerones, como es este caso».

Antonio Muñoz Molina definió a García de la Concha como «una persona que escucha a los libros, que se fija en cómo está hecho el libro y en cómo resuelve la dicotomía realidad-ficción».