Oviedo, Elena FDEZ.-PELLO

En lo que a arquitectura se refiere el nombre de Jorge Hevia es inseparable del de Cosme Cuenca. «En 35 años de profesión hemos hecho trabajos muy diversos y colaborado con técnicos y especialistas de muchas disciplinas», comenta Hevia (Gijón, 1949). Juntos dirigieron durante ocho años los cursos de Extensión Universitaria sobre intervención en el patrimonio arquitectónico asturiano, juntos han redactado el plan director de la Catedral y juntos han firmado más de doscientos proyectos. El éxito de esta larga colaboración estriba, según Hevia, en su capacidad para «consensuar enfoques, criterios y soluciones», algo que han convertido en una «disciplina» y que les ha permitido trabajar con comodidad en la restauración de edificios históricos.

-¿Cuál es el futuro de la profesión?

-Hay un bajón de encargos, que está produciendo frustración sobre todo en los más jóvenes. A oportunidades decrecientes, desasosiego creciente. Las personas que tienen menos problemas familiares y más libertad de movimiento han sido las primeras en irse. Eligen países sudamericanos, como Chile o Brasil, algún país emergente... Ese panorama va a exigir mayor especialización y la apertura de nuevos campos de trabajo, en el diseño gráfico e industrial, en la gestión inmobiliaria, en la docencia... En Italia se produjo un fenómeno curioso cuando llegó a la docencia de la Historia del Arte un importante grupo de arquitectos.

-¿Y todo por la baja actividad del sector de la construcción?

-Asturias es una región pequeña, con unos ochocientos arquitectos residentes, y faltan por llegar los titulados de la burbuja inmobiliaria, en los últimos cursos de carrera. Ese cuerpo profesional va a tener oportunidades muy mermadas.

-¿Cuál es su consejo a esos titulados?

-Sin ataduras familiares hay que considerar la posibilidad de salir de España. Está bien formarse y buscar una especialización para tener más oportunidades. Si no las hay aquí, tendrás que buscarlas fuera, que las hay.

-¿Qué consideración tienen fuera los arquitectos españoles?

-Por las noticias que tenemos son bien recibidos. La titulación española tiene crédito en Latinoamérica.

-¿Cuáles son las expectativas de supervivencia de los que se quedan?

-Habida cuenta de que los trabajos promovidos por la Administración han caído sustancialmente no hay más remedio que buscar oportunidades de trabajo en la promoción privada, también está muy disminuida. La subsistencia no es sencilla, habrá que abordar trabajos de menos rango, trabajos que en condiciones normales tendrían problemas de gestión administrativa...

-¿Los recortes también afectan a la rehabilitación?

-Algo menos que en el campo de la edificación. Así como la edificación de nueva planta ha tenido un bajón importante, la rehabilitación -quizá porque aún se dispensan algunas subvenciones- mantiene una cierta continuidad.

-Hace mucho que no se habla de intervenciones en la Catedral.

-El grado de cumplimiento del plan director, con 13 años de vigencia, es aproximadamente del 80 por ciento. Es un buen resultado, y existen ya dos proyectos redactados y aprobados en espera de tiempos mejores. Son la restauración de la capilla de los Vigiles y la de la girola y aledaños -capilla de Covadonga y sacristía-. Proporcionarían trabajo a los equipos pluridisciplinares que habitualmente intervienen en estas obras, restauradores de bienes muebles, de decoraciones pictóricas, elementos escultóricos, petrólogos, historiadores?

-A la sombra de ese plan se formaron en Asturias profesionales reconocidísimos en España.

-Esas obras fueron para ellos una importante fuente de trabajo. Esa continuidad se ha visto mermada por las circunstancias actuales, por eso sería importante seguir adelante y dar cabida a los titulados de la Escuela de Restauración de Avilés.

-Asturias ha renunciado al plan del Prerrománico.

-Las obras más cotidianas de conservación y los cuidados de los entornos son las más necesarias; una actuación más a fondo requiere un plan director para hacerla de forma ordenada y racional y para jerarquizar las obras en función de los recursos.

-Pues no hay forma de sacarlo adelante.

-Parece que no hay acuerdo. En un proyecto en el que participan instituciones de diversa índole, coincidentes o no en su color político, hay que consensuar objetivos. En la medida que ese camino se allane aumentará la viabilidad del plan.

-Muchos de sus colegas cuestionan actuaciones urbanísticas avaladas por grandes firmas de la arquitectura.

-Este tipo de proyectos pretenden una rentabilidad urbanística e inmobiliaria que les obliga a agotar el volumen urbanístico permitido y plasmarlo a través de un gesto arquitectónico. Si ese hito lo avala una firma acreditada, sus posibilidades de éxito son mayores. Luego, en cada caso concreto las soluciones son muy distintas. El plan de las vías de Gijón parecía una solución ponderada, en otros casos los excesos volumétricos han llegado a producir rechazo social. Se trata de buscar el equilibrio entre la escala general de la actuación y el gesto.

-¿La torre del Piles?

-Son 15 plantas y no parece que en el perímetro haya mayores afectados por el exceso volumétrico... Yo creo que en ese entorno y con las pautas generales de la actuación urbanística es un gesto asumible.

-Elija algún arquitecto, alguien cuya obra admire.

-En Portugal la obra de Siza me parece correctísima y en España, por no salir de la península Ibérica, me gusta la de Ferrater. La arquitectura espectáculo es un bien de consumo para las masas, a veces derrocha medios y se equivoca de escala, por ejemplo el Calatrava de Oviedo. Yo valoro la arquitectura bien hecha, ponderada, la escala ajustada, la sensibilidad para las texturas, la calidad de los espacios interiores y la adecuación al medio en el que se insertan, y, lo más importante, el respeto por los usuarios.