La clave del fracaso escolar está en la familia. Al menos es lo que dicen los directores de los centros consultados en el informe sobre «Fracaso y abandono escolar en España», dentro de la Colección Estudios Sociales, de la Fundación La Caixa, recientemente publicado. El 66 por ciento de los directivos escolares de centros públicos y privados del país señala como causa fundamental del fracaso la escasa utilidad que las familias conceden a los estudios de sus hijos (¿para qué sirve estudiar?), mientras que, dentro de las multirrespuestas recogidas, el 55 por ciento hace hincapié en la clase social de los padres.

Tan sólo cuatro de las veintiún posibilidades de causa de fracaso escolar planteadas en el estudio son aceptadas por más del 50 por ciento de los encuestados. Además de las dos reseñadas, los directores dan especial importancia (52 por ciento) al barrio y la zona donde habite el adolescente y tenga el colegio, incluyendo aquí como elemento negativo los pueblos pequeños. También se señala, con otro 52 por ciento de respuestas, el factor de familia desestructurada.

Casi la mitad de los centros educativos españoles critican la rigidez del currículo obligatorio en la Secundaria y una cuarta parte de los directores reconoce las deficiencias de formación pedagógica de algunos profesores. En conjunto, tres de las cuatro causas que logran más del 50 por ciento de acuerdo en las encuestas se refieren a la familia. Y la cuarta, al barrio. Es decir, la familia sigue siendo la «gran causa» del fracaso, según los profesores, que por lo general dan escasa responsabilidad a los centros. «La causa más importante entre las educativas es que el sistema no es capaz de compensar las deficiencias de origen sociocultural» de los alumnos.

El 30 por ciento de los alumnos españoles fracasa y tira la toalla en algún momento de su periplo escolar obligatoria (la estadística es mucho mejor en Asturias, con un 15 por ciento de abandono temprano de los estudios). El paquete de medidas apuntadas anteayer por el ministro de Educación, Ángel Gabilondo (más becas, mayor esfuerzo docente en lenguas extranjeras, formación profesional más actualizada...) pretende combatir el mayor índice de fracaso escolar de los países de nuestro entorno en la Unión Europea.

Cuando son los alumnos quienes hablan de fracaso restan culpas al profesorado. «Lo peor que pueden hacerle a alguien es tenerle hasta los 16 años obligado a estar en el instituto». Es una de las frases recogidas en el informe que trata de explicar estas cifras elevadas de fracaso. ¿Por qué se fracasa? Los alumnos apuntan muchas causas y se muestran curiosamente autocríticos a la hora de evaluar su situación.

Se fracasa porque se cambia de centro educativo: «Y luego, el paso al instituto... Y ahí, normalmente, es donde te sueles perder». Una forma distinta de enseñar, menos tutelada que en el colegio, más profesores por grupo y más alumnos por aula. «La experiencia de muchos de los alumnos es que cuando han estado en grupos más pequeños les ha ido mucho mejor», señala el informe. Pero la razón más aludida por los chicos es que «los profesores de instituto sólo prestan atención a los mejores alumnos» o también que «Uno va mal en el instituto, y como que se olvidan de él».

El paso al instituto supone un incremento importante en la exigencia y la dificultad. Quien llega al instituto justo de fuerzas, corre el riesgo de salir trasquilado. Una dificultad que notan sobre todo los alumnos de centros públicos, a tenor de las respuestas de la encuesta, y menos los de centros concertados, que no cambian de colegio.

En 1990, el 50,8 por ciento de la población escolar acababa Bachillerato o un ciclo formativo de grado medio. Una década más tarde las tasas eran prácticamente iguales, y en el año 2005 tan sólo se había logrado aumentar diez puntos en esa tasa de titulación. Ganar la batalla del abandono temprano de la escuela es tarea que, al menos estadísticamente hablando, lleva mucho tiempo. Si atendemos a las cifras del Bachillerato, el balance de 16 largos años arroja resultados más bien pobres: seis autonomías no llegan al aumento del diez por ciento en titulados, mientras que Asturias supera los veinte puntos.

«Si atendemos a los resultados del informe PISA» -dicen los autores del estudio sobre fracaso- «alrededor del 50 por ciento de las diferencias en el rendimiento escolar pueden atribuirse a causas relacionadas directamente con el origen social, mientras que otro 20 por ciento puede explicarse por la composición social del centro y un 7 por ciento por factores pedagógicos y organizativos».