«Al terminar ahora mis palabras, no puedo -ni quiero- levantar esta sesión sin dedicar otras muy sentidas, de enorme reconocimiento y gratitud, a don Víctor García de la Concha, quién ahora se acerca a completar doce años de labor intensa y extraordinaria al frente de la Real Academia Española. Años dedicados, con tanto acierto como pasión, a servir a la grandeza del español».

Las palabras del Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, de cercanía y apoyo al director que se va, cerraron ayer el acto de presentación oficial de la nueva Ortografía en la Real Academia Española, en Madrid. Se celebró el nacimiento de la Ortografía, y se homenajeó al asturiano

«La Princesa y yo queremos testimoniarle esos sentimientos, junto a nuestro profundo afecto y amistad, precisamente en el día en que se presenta una obra nueva y grande, producto del saber y del esfuerzo de la Asociación de Academias de la Lengua Española; a la cual aporta don Víctor desde hace mucho tiempo el mayor entusiasmo y su fina diplomacia, sumando talentos y voluntades con maestría, en torno a la unidad viva y diversa de nuestra lengua», continuó el príncipe de Asturias.

Se celebró el nacimiento de la Ortografía y se homenajeó al asturiano. Cuando García de la Concha entregó ayer en el salón central de la RAE el «primer ejemplar» de la nueva Ortografía, coordinada por el también académico asturiano Salvador Gutiérrez Ordóñez, se simbolizaba la entrega del testigo de quien pilotó la Academia con pulso firme y paso decidido.

El símil náutico en referencia de Víctor García de la Concha lo utilizó su paisano y compañero de Academia Salvador Gutiérrez. De la Concha presidió -dijo el coordinador de la Ortografía- «el período más fecundo de la RAE. Ha sabido intuir la buena dirección en medio de la niebla para crear nuevos espacios de colaboración, con un compromiso sin desfallecimiento».

Desde el estrado de los académicos, la científica asturiana Margarita Salas seguía el acto a dos metros de José Manuel Blecua, elegido horas antes como sucesor de De la Concha, quien habló de la Ortografía como «una obra colectiva y abierta a la voz del pueblo». Es, explicó García De la Concha, un viaje de ida y vuelta entre esa voz de la calle y las normas de la Academia. «La Ortografía es una convención, pero no arbitraria», condicionada siempre por el magisterio del tiempo. De la Concha recordó el escándalo en la Academia cuando la institución acordó retirar la «hache» de la palabra Christo para dejar la palabra en Cristo. «Por encima de nuestro cadáver, decían algunos de los académicos». No llegó la sangre al río. «Dejadme proclamar que es la primera vez que, al servicio de la unidad del idioma, las Academias de todos los países hispanohablantes hacemos una Ortografía de todos para todos».