Oviedo,

Elena FERNÁNDEZ-PELLO

La Fiscalía Superior del Principado de Asturias ha abierto diligencias para investigar las desapariciones de bebés y la posible existencia de una red de tráfico de niños, que habrían sido separados de sus madres con engaños y vendidos a sus padres adoptivos. Nueve asturianos han presentado denuncias por estos hechos, que se repiten por toda España y se produjeron entre los años cincuenta y ochenta e incluso, puntualmente, con posterioridad.

El pasado 27 de enero la Asociación Nacional de Afectados por las Adopciones Irregulares (Anadir) presentó al fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, una demanda colectiva con 261 denuncias de padres, hermanos y familiares de niños supuestamente robados inmediatamente después de su nacimiento. El día en que se entregó la demanda decenas de afectados se congregaron a las puertas de la Fiscalía General, en Madrid, dando publicidad a sus casos y exigiendo su resolución.

Anadir pretendía que el fiscal general abriera una investigación penal a escala nacional. Sin embargo, éste rechazó la demanda por considerar que no era competente para abrir diligencias por unos casos que se localizan en lugares muy distantes del territorio español (todas las provincias, excepto Cantabria).

Conde-Pumpido remitió a los denunciantes a las fiscalías provinciales y, ante esa situación y por la avalancha de denuncias para tramitar, Anadir pidió al ministerio público que iniciara el procedimiento, de oficio, en cada provincia. Unos días después, el fiscal general revisó su decisión y anunció que él mismo trasladaría las denuncias a los órganos competentes, como hizo ayer por la mañana con los casos localizados en Asturias.

Cádiz y Madrid concentran la mayoría de los casos y allí se presentaron numerosas denuncias a título particular, semanas antes de que Anadir llegase a la Fiscalía General. En Asturias no ocurrió así.

Las denuncias presentadas desde el Principado afectan a diversos centros sanitarios e instituciones. Hay casos localizados en Oviedo y también en Gijón, en los dos grandes complejos hospitalarios de la región. La mayoría de las veces son los hermanos de los niños desaparecidos los que emprenden su búsqueda; en otros, las madres, pero siempre se repite el mismo patrón: los niños nacen aparentemente sanos, al cabo de unas horas se comunica a las madres que han muerto y no se les enseña el cadáver, el hospital se encarga del entierro y falta documentación o la que existe es confusa.