Oviedo, Pilar RUBIERA

María José Ramos, consejera de la Presidencia, de Justicia y de Igualdad, feminista y compañera política de Vicente Álvarez Areces en todos sus gobiernos, no pudo evitar la emoción al levantarse ayer de su escaño para defender la ley de Igualdad, aprobada en el último Pleno de la última legislatura del actual presidente del Gobierno. Decenas de mujeres -algunas en el hemiciclo y otras en los despachos que el PSOE e IU tienen en la Junta- siguieron el debate y la votación. La ley, cuya denominación es para la Igualdad de Mujeres y Hombres y la Erradicación de la Violencia de Género, se aprobó con los votos del PSOE, IU y Bloque por Asturias/Los Verdes. El PP votó en contra.

Ochenta años después de que Clara Campoamor lograra en las Cortes españolas la aprobación del voto femenino, María José Ramos -«es un honor para mí», dijo- defendía en la Junta General -ante una veintena de diputados y 19 diputadas- una ley que, según dijo, «servirá para abrir puertas a nuevas metas y contribuir a superar algunas viejas que se nos resisten».

La Consejera afirmó que la igualdad «no es un asunto de mujeres, sino una condición esencial de la democracia, un derecho universal vinculado a la condición de ciudadanía» y destacó el protagonismo que han tenido en la elaboración del texto final el Consejo Asturiano de la Mujer, el Consejo Económico y Social y la Federación Asturiana de Concejos. «Todos la han hecho suya con sus aportaciones».

Se mostró convencida de que será «nuestra mejor norma para combatir y erradicar la violencia contra las mujeres».

«La violencia de género evidencia una clara ausencia de igualdad», declaró Inmaculada González al anunciar su voto en contra de una ley que, según subrayó, se queda en «una declaración de intenciones».

La portavoz del PP admitió que los colectivos de mujeres habían trabajado con seriedad la ley y justificó la oposición de su grupo por la actitud inicial del Grupo Socialista, cuando el texto llegó a la ponencia, de oponerse a admitir enmiendas. Después hubo rectificación y el PSOE aceptó algunas de IU y dos de los populares. «Votamos en contra porque no han negociado con nosotros», añadió.

La diputada citó, entre las enmiendas rechazadas, una que protegía a las mujeres que quieren seguir adelante con su embarazo, otra que solicitaba la incorporación de FADE al Consejo de la Mujer y una más sobre la creación de equipos multidisciplinares que protejan mejor a las víctimas de la violencia de género. En un momento del debate, cuando Inmaculada González insinuó que el retraso de siete años de la ley tal vez se debiera a que el PSOE no quería aprobarla, recibió el abucheo de las asistentes. «El PP quiere esta ley, ustedes no tienen el "copyright" de las políticas de igualdad», señaló.

María José Ramos justificó el retraso en la necesidad de contar con los votos suficientes en la Cámara y de que los colectivos de mujeres participaran en su elaboración. Un poco irritada, la Consejera recordó el período 1995-99, en el que gobernó el PP, cuando las políticas de igualdad desaparecieron. Añadió que con la diputada Cristina Coto, responsable inicial de la ley por el PP antes de que decidiera integrarse en el partido de Francisco Álvarez-Cascos, hubiera sido más fácil llegar a acuerdos.

Emilia Vázquez, la representante de IU, se mostró convencida de que la ley tal vez no sea la mejor del mundo, «pero es la herramienta para construir el camino».

Vázquez defendió las políticas transversales -criticadas por el PP- y justificó el rechazo de algunas de las enmiendas populares «porque no añadían nada a lo que ya estaba escrito» y, en otros casos, porque «bajo la intención de proteger la maternidad de la mujer se le hurtaba su capacidad de decidir respecto al aborto, un derecho fundamental».

Roberto Colunga (Bloque por Asturias/Los Verdes) reprochó a la ley su inmovilismo respecto a otras realidades sexuales y Greta Cortina (PSOE) criticó la actitud de rechazo del PP en las leyes nacionales y autonómicas relacionadas con la igualdad.