Oviedo, E. G.

El Principado y el Ministerio de Fomento desbloquearon ayer el convenio de colaboración que permitirá reactivar el proyecto de restauración del antiguo monasterio e iglesia de Cornellana, en el concejo de Salas, para su utilización como centro documental del Camino de Santiago y hospedería, manteniéndose el uso de la actual iglesia parroquial en el templo del monasterio. La obra, que supone una inversión de 5,8 millones de euros, empezará este año y concluirá en 2013.

Lo que ayer hicieron en Madrid el ministro de Fomento, José Blanco, y la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, fue desempolvar un acuerdo que viene de diciembre de 2007 y que obligaba al Estado a desembolsar el 60% del presupuesto, unos 3,5 millones. El Principado respondería del 40% restante, unos 2,3 millones. Las cantidades se mantienen tal cual, a pesar de que han transcurrido más de tres años.

La actuación incluye alguna modificación de envergadura. Se conectará el cuerpo superior de la sacristía con el monasterio mediante un diseño acristalado, se limpiará la piedra de las fachadas y se recuperará en su totalidad la cubierta del monasterio, con una nueva estructura de madera laminada.

La actuación sobre la iglesia se refiere, básicamente, a la limpieza de su fachada principal y a la restauración de las cargas de las fachadas laterales. Se renovará la cubierta sin modificar sus pendientes actuales, pero impermeabilizando. Ahí reside uno de los principales problemas del templo, que ha generado humedades continuadas y que ponen en peligro la supervivencia misma de este monumento nacional desde 1931.

La última voz de alarma la dio LA NUEVA ESPAÑA el pasado día 6 con un reportaje titulado «Cornellana a cielo abierto» y en el que se denunciaba el estado de abandono y semirruina del monasterio y la iglesia, que sigue funcionando como templo parroquial a pesar del gravísimo deterioro de techumbre, paredes y mobiliario artístico.

Los incumplimientos presupuestarios en Cornellana han sido constantes desde 1999, cuando el Ayuntamiento de Salas, el Ministerio de Fomento y el Principado (la entonces Consejería de Educación y Cultura) pactaron la financiación de un ambicioso plan de restauración del complejo religioso e histórico. Desde entonces el Estado no ha puesto un euro, y buena parte de los 4,5 millones de euros aportados por la Administración regional se fueron para sufragar entre 2001 y 2004 las escuelas taller.

De hecho, en 2002 hubo un acuerdo entre los ministerios de Cultura y Fomento para destinar a Cornellana una cantidad a partir de los fondos del 1% cultural. Hubo firma, pero el dinero se quedó en el limbo. «El Principado de Asturias cumplió escrupulosamente con los compromisos adquiridos», recordaba Cultura hace semanas a raíz de la publicación del reportaje en LA NUEVA ESPAÑA.

Tras el acuerdo de ayer en Madrid, las administraciones acordaron reforzar y consolidar, asimismo, la estabilidad vertical de la torre románica, en la que en la actualidad existen grietas. El convenio entre el Ministerio y el Principado afecta también a los espacios abiertos interiores y exteriores del complejo monástico, recuperando los suelos empedrados que originariamente hubieran podido existir y adecuando los niveles de acceso a la iglesia y al monasterio. La rehabilitación irá pareja a una actuación arqueológica.

El monasterio lo fundó en 1024 la infanta Cristina, hija del rey Bermudo. A la muerte de Cristina su patrimonio se disgrega. Vuelve a resurgir este centro religioso con el conde Suero Bermúdez y su esposa Enderquina, que donan el monasterio a la potente orden de Cluny en 1122. De esta etapa se conserva la iglesia románica.

En el siglo XIII, la orden de Cluny ya ha abandonado la dirección de Cornellana, pasando el monasterio a manos de los benedictinos. El monasterio inicia una nueva etapa de esplendor desde el siglo XVI. En los siglos XVII-XVIII, se configuró el complejo monástico tal y como lo conocemos hoy, dentro del estilo barroco. En el XIX se inicia el declive. En 1808 fue utilizado como cuartel de las tropas napoleónicas, que destruyeron parte del recinto. Los monjes benedictinos regresaron tras la guerra y permanecieron en él hasta 1835, cuando el monasterio fue desamortizado. Lo adquirió en subasta José Onofre López para crear una mantequería. En 1876, la diócesis de Oviedo compra el monasterio, que estaba ya en una situación de práctica ruina.