Oviedo,

Luz regresa a casa el próximo sábado para estrenarse en el auditorio del Niemeyer de Avilés. La cantante vuelve con una gira triunfal tras superar un segundo tumor. Un mal trago que queda atrás después de vivir momentos intensos desde el escenario ante su público. Momentos que en esta entrevista con LA NUEVA ESPAÑA resume en la sesión que ofreció en Madrid el día mundial contra el cáncer. Ahí se sumó todo el cariño del público y la visita de los Príncipes de Asturias, que apoyaron la causa y el concierto. Luz repasa también otros conciertos que dio en el extranjero y hace una reflexión sobre los estilos de música que ha tocado a lo largo de su extensa carrera.

-Vuelve a casa de nuevo, ¿siempre una sensación especial?

-Mucha emoción, sí. Porque tiene un significado particular; primero, después de vivir la infancia y la adolescencia siendo Avilés una zona tan gris y contaminada, volver ahora a un sitio tan luminoso, con una mejoría clarísima. Estrenar el lugar (Niemeyer), el espacio; es como poner nuestra huella. Es uno de esos pequeños detalles que registra la memoria como un hecho especial. Algunas imágenes tienen un elemento sentimental. Como muy bien ha apuntado es la vuelta a casa. La gente te manda mensajes esperando que llegues

-¿Cómo la recibe la gente desde este nuevo regreso suyo a los escenarios?

-No hay que caer en la falsa modestia, ni negar las evidencias; la gente conoce una cierta dificultad que he tenido que llevar y ve que estás ahí, pletórica; y lo manifiesta de una manera muy entrañable.

-¿Se notan esas cosas desde el escenario?

-Como llevo dos (tumores) en tres años el recibimiento es muy cálido. No soy melindrosa ni folclórica en el peor sentido de las palabras, pero cada uno vive sus pequeños dramas. Si la gente considera que tengo unos valores destacables eso está muy bien; pero yo no me aprovecho de esas circunstancias. El cariño del público es el que es. A través de la enfermedad mucha gente se siente vinculada a mí. Es algo muy extenso y que abarca a muchas personas. Es raro que no haya quien no tenga un ejemplo cercano. Pero aborrecería aprovecharme de estas circunstancias.

-¿Algún momento esencial?

-Casi todos; por ejemplo la actuación de Estambul que había suspendido. Es llamativo cantar en español en países de esas características. No es muy habitual. En Estambul la gente conoce las canciones de «La pasión»; pero al final les soltamos dos o tres rock and roll y disfrutaron. Y digo eso mismo en Salónica o en Mónaco. Debo de decir que del día 4 de febrero, el concierto benéfico (el día mundial contra el cáncer) fue muy llamativo. Ese concierto tiene unos pluses.

-Con visita monárquica

-Los Príncipes. Recordaba con un amigo común un hecho muy curioso y es que cuando venían a saludarme, Felipe traía un single. Me dijo: «me lo dio un fan y se lo cogí, pero ahora a ver cómo se lo devuelvo». Luego preparamos una sidra y se nos olvidó escanciarle; nos dijo: «oye que aunque no sea asturiano, también me toca». Hablaron con todos. Con todo el mundo. Ellos fueron la guinda que coronó ese concierto, en el que trabajamos mucha gente y que tuvo una muy buena recaudación

-¿Qué canta en esta gira?

-Ya no hacemos tantas canciones de «La pasión» y aprovechamos los músicos con cuerdas y metal para otros temas. Es una exposición bastante completa de todos los registros. Desde la sensación de canciones como «Piensa en mi», ineludible en mis conciertos, hasta rock and roll. Y luego las canciones que la afición quiere escuchar. Si piden una y no la tenemos prevista la hacemos aunque no tengamos las luces; lo más importante es la gente. Hay que transmitir. Haces eso para estimularles.

-Si le pregunto a estas alturas de su carrera en que registro se siente mejor...

-Es muy difícil elegir un estilo. Tengo la capacidad de meterme en todos; es decisión personal, decido hacer una canción en un palo y la hago, no me planteo el estilo de música. Hace no mucho hablaba con un «súper», un capo de la música con «Oscar» incluido, y él me preguntaba que cómo me imaginaba la letra, si la imaginaba con una música determinada. Bien, lo veo de otra forma: que tengo que soltar la mala baba, pues no podría ser una pieza en medio tiempo, al piano, tendría que ser algo más sincopado. Pero no lo hago pensando en el estilo, voy a degüello. Para mi un tiempo de una canción, un ambiente, un estilo tiene que ver con la historia. No puedo hablar en términos estilísticos. Y ahí está mi libertad en once discos. Es lo que he querido hacer y me salió bien porque no tengo conflictos.

-En su recorrido hay una serie de lugares muy significativos, si le digo París...

-El sueño cumplido

-Avilés, Asturias, Galicia

-El corazón , el alma, el espíritu. Una mezcla, y también la memoria

-Público, gente

-Mi prójimo, en el que me reflejo.

-Se nota la crisis en la música o eso ya es secundario en la vida.

-Está claro que hay un crisis musical, que afecta al disco, al soporte físico. Me llama la atención que chicos y chicas jóvenes lleven camisetas de los «Beatles»; yo a esa edad llevaba los del momento. Asistimos a una revolución enorme.

-¿Ley Sinde?

-No estoy al tanto; siento una batalla de intereses.

-Finalmente, en su conquistas internacionales llega ahora una visita a Canadá

-Es en un festival en Montreal. Se mezcla rock, folk, indie, música del momento.

-¿Y también recupera el festival de Lorient (Francia), cuyo concierto suspendió en el periodo de su recuperación

-Desde luego me hace ilusión volver. Y más en Francia.

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La visita de los Príncipes al concierto benéfico fue la guinda para un acto en el que trabajamos muchos»