Sabrosas, fáciles y rápidas de preparar, económicas y muy saludables, las ensaladas son uno de los platos más recurrentes de la dieta, además de una excelente opción para cuidar la línea.

Incluir una en la comida o la cena proporciona grandes ventajas al organismo, desde hidratarlo y refrescarlo, sobre todo en los días más calurosos, hasta cuidar la piel, proteger el corazón, regular la función intestinal, mejorar la digestión, prevenir la anemia y ayudar a mantener el peso a raya. Además de tratarse de un plato que permite múltiples combinaciones de ingredientes en función de las necesidades y los gustos de cada consumidor, es una fuente de nutrientes, precisamente por esa variedad de productos que pueden integrarlo.

Si bien son muchas sus propiedades beneficiosas, también pueden presentar otras tantas desfavorables. Por ello, sus ventajas y desventajas dependerán de la elección de los ingredientes y del aderezo. Para el aliño, mejor optar por aceite de oliva virgen, evitar las salsas y vinagretas y no abusar de la sal. Este plato sano y saludable por excelencia puede dejar de serlo si a los vegetales tradicionales se añaden productos ricos en grasas y cargados de calorías.

Entre sus virtudes se encuentra el efecto saciante. Así, las personas que siguen una dieta de adelgazamiento o que se esmeran por controlar la línea tienen en las ensaladas unas grandes aliadas, ya que comenzar cualquier comida con un plato de vegetales reduce el apetito.

También, debido a la acción desintoxicante y diurética de la mayoría de los vegetales, este alimento sirve para depurar el organismo, a la vez que lo hidrata por el alto porcentaje de agua de las principales hortalizas. Y si entre los ingredientes figuran zanahorias, tomates o pimientos, todos ricos en betacaroteno, ayudan a cuidar la piel y a reducir su proceso de envejecimiento.

Además, la fibra de los vegetales hace de las ensaladas un plato con poder laxante, de manera que regula la función intestinal. Y también su abundancia en antioxidantes, que bloquean la acción dañina de los radicales libres, sustancias implicadas en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, las convierten en beneficiosas para el corazón. Igualmente, si incluyen verduras de hoja verde, como la acelga, espinaca, berros o escarola, previenen la anemia.

Por último, para sacar aún mayor provecho a las ensaladas se pueden complementar con alimentos ricos en proteínas y carbohidratos, como carnes blancas, marisco, pescado, queso, arroz, legumbres, patata, pasta y frutas. El resultado es una alegre mezcla de colores y sabores sabrosa y saludable para todas las edades.

Ensalada mixta:

Mezcla de vegetales con productos de origen animal, como queso, huevo, carne o pescado. Es nutritiva y rica en proteínas.

Ensalada verde:

Tradicional combinación de vegetales con frutos secos y hierbas aromáticas, aliñada con diferentes aceites o vinagres.

Ensalada energética:

Vegetales con arroz, legumbres, pasta o patata. Esta combinación transforma una ensalada ligera en otra más energética y nutritiva.

Ensalada de frutas:

Los vegetales se mezclan con frutas, más ácidas o más dulces en función del gusto del consumidor.