El centenario del nacimiento de la escritora Dolores Medio va a celebrarse cumplidamente, tal como merece -en palabras de Víctor Alperi- «la primera escritora asturiana, la máxima figura femenina de nuestras letras». Entre los muchos actos que han de acompañar su aniversario, se impartirá un ciclo de diez conferencias, repartidas en su mayor parte entre Oviedo y Gijón. La primera, titulada «Dolores Medio, en Madrid», tuvo lugar ayer, en el Ateneo Jovellanos, y fue pronunciada por Juan Mollá, presidente de la Asociación de Escritores de España. Lo acompañaban en la tribuna el presentador, Víctor Alperi,; el presidente ateneísta, José Luis Martínez, y el hombre, casi un mago en estos tiempos, de las financiaciones, José Vega, director de la Obra Social y Cultural Cajastur. En esta línea, Cajastur ha patrocinado la edición de un precioso libro, «Dolores Medio. Libro del centenario: el principio de un final», que recoge aspectos de su biografía, de su obra y comentarios de diversos eruditos.

Víctor Alperi se refirió a Juan Mollá como un excepcional poeta nacido en Paterna, aunque reside en Madrid, donde ejerce la abogacía. Es ingeniero de honor de caminos. Ambos escritores, Alperi y Mollá, se conocieron en Ibiza en 1955, cuando estaban haciendo las prácticas de su «milicia universitaria». Pronto se unió a ellos Ignacio Aldecoa. Unos años después volvieron a reunirse los tres en una excursión a los Picos de Europa en la que a su vez participaba Marcelino León, que sería director de la Junta de Obras del Puerto. Juan Mollá es un enamorado de Asturias, como se refleja en su poemario «Valle de la lluvia». Sus títulos son innumerables, aunque uno de ellos, «Pie de silencio», fue elogiado por Vicente Aleixandre. Respecto a sus novelas tiene una trilogía escrita en colaboración con Víctor Alperi.

Hombre serio, en torno a los 80, muy lúcido, Juan Mollá expuso un perfil muy interesante y variado de la vida de Dolores Medio. «Fui su amigo. La conocí hace cincuenta años, cuando ya había recibido el premio "Nadal"». Dolores Medio vivía en Nava, Asturias donde ejercía el Magisterio, pero en 1945 hubo de viajar a Madrid para recoger el premio «Concha Espina» otorgado a su cuento «Nina», y se quedó. Tuvo que escribir montones de artículos para sobrevivir. Era moderna y desenvuelta, vestía al estilo existencialista, dicen que deseaba parecerse a Françoise Sagan. En Madrid participó en todos los movimientos disidentes hasta el punto de que fue detenida y pasó un mes en la cárcel de Carabanchel. Su compromiso político habría de marcar su literatura y se ha llegado a decir que su novela, «Nosotros, los Rivero», es la epopeya de la clase media española. Su gran pasión de escritora la llevó a trabajar aún en las circunstancias más adversas. Luis Mollá recordó que al final de su vida, en medio de grandes dificultades físicas y económicas, seguía escribiendo, encerrada en su casa de Bretón de los Herreros. «Se ataba a la silla para mitigar el dolor de la espalda». Soltera, sólo tuvo un gran amor, al que guardaría fidelidad toda la vida.

Cuando Ángel María de Lera comenzó a dar los primeros pasos en lo que sería el asociacionismo de los escritores, Dolores Medio se unió al proyecto, extendiéndolo y atrayendo autores. Formó parte de la primera junta directiva y fue consejera. La lectura de una carta escrita por ella y dirigida a Juan Mollá cerró la conferencia. Es casi una declaración de principios que termina con los versos de Antonio Machado «...me encontraréis a bordo ligera de equipaje, casi desnuda, como los hijos de la mar».