Oviedo, E. G.

¿Cuántos españoles trabajarán en Haifa, la ciudad norteña israelí? Beatriz no conoce a nadie en su entorno. «Aquí la gente habla hebreo y chapurrea inglés. A mí me hubiera gustado dar clases, pero en la Universidad se habla hebreo».

El problema es el alfabeto -nada que ver con el latino-. Diego Rodríguez avisa: «Más vale saber el número del autobús que necesitas, porque leer el destino es imposible». Por el momento no se plantean volver. La ayuda de la Fundación para el Fomento de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT) a Beatriz Caballero García le llega hasta finales de 2012 «y entonces será el momento de decidir. Lo que está haciendo FICYT desde Asturias es formidable», señala. Y en Haifa se permite proseguir con las investigaciones sobre el envejecimiento y la muerte celular en el cerebro.