Con motivo del día 8 de marzo, desde la Federación de Mujeres Progresistas de Asturias, queremos trasladaros nuestra reflexión sobre la situación actual, una situación de involución patente con los pasos que la derecha está dando con respecto a los derechos de las mujeres como el aborto, o con la reforma laboral, mortal para las mujeres.

Sin duda, en este país habíamos dado un paso de gigante en cuanto a derechos de las mujeres, la legislación vigente nos ponía de ejemplo en Europa, éramos el país de referencia en igualdad en el mundo. Mas todo lo luchado desaparece de un plumazo cuando la derecha considera que esa igualdad vulnera sus principios ideológicos, sus valores eclesiásticos.

Y, así, tenemos a la caverna, más altiva y fortalecida que nunca atacando todo lo que huela a igualdad. Desde la utilización del lenguaje no sexista, pasando por la «violencia machista» que obliga a las mujeres a abortar, y, cómo, no la reforma laboral. Una reforma que destruye el empleo público femenino, con la aplicación de los ERE al personal laboral (la mayoría de las mujeres, que nos hemos incorporado en estas últimas décadas a la Administración, somos laborales). El abaratamiento del despido, la libre aplicación de la contratación a tiempo parcial, la desarticulación de las políticas activas de empleo y la desaparición de la negociación colectiva ponen el acento en la destrucción del empleo femenino. Porque destruyen la capacidad de conciliar la vida familiar y laboral, al debilitar por completo los servicios públicos y el Estado del bienestar, básicos para las familias, pero fundamentales para las que seguimos asumiendo mayoritariamente esa responsabilidad, las mujeres. Quizás, si esto fuera compartido por los hombres, estarían con nosotras en la lucha por la igualdad, pero, desgraciadamente, esto todavía no es mayoritario, con lo que nos quedamos muy solas en esta lucha.

Para que una reforma laboral de este calado tenga éxito tiene que ir acompañada de una clara transformación ideológica del país. Y en ello están, y ahora que hay poco trabajo que repartir, qué mejor momento para empezar a poner las cosas en su sitio, y por supuesto lo primero que se debe conseguir es devolver a las mujeres a sus casas. Perpetuando así los roles defendidos por el patriarcado.

Sin duda el trabajo es fundamental, es lo que nos da la independencia para conseguir superar la desigualdad. Por eso no es más importante el trabajo masculino que el femenino, por eso la lucha por la igualdad no es menos importante que la lucha para salir de la crisis económica.

Las mujeres sabemos mucho de lucha y de resistencia, y las asturianas más. Así que este 8 de marzo nos hará ser más luchadoras, fuertes y resistentes que nunca.