Oviedo, P. R.

Enric Franch, el diseñador catalán que trabaja en el plan museológico y museográfico del Museo de Bellas Artes de Asturias, afirma en declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA que el nuevo edificio «tiene una potencia y calidad arquitectónica indudables, y la colección del museo es de primera».

Franch, contratado por el equipo de la Consejería de Cultura para trabajar junto al arquitecto autor del proyecto de ampliación, Patxi Mangado, en el diseño de los espacios, asegura que en los últimos meses «se ha avanzado mucho y muy rápidamente». Tanto Franch como Mangado cuentan con la colaboración del ex director del Museo, actual consejero de Cultura y presidente del patronato de la institución. Franch, por otra parte, ya trabajó en los años noventa del pasado siglo en Asturias, en el Museo del Pueblo de Asturias y en el castro de Grandas de Salime.

«Estoy muy contento y optimista, cuando empezamos la situación era confusa, había dudas sobre casi todo, creo que por la gestión del proyecto en su inicio. Confieso que me daba un poco de miedo, pero el clima de trabajo está siendo muy positivo y se ha avanzado mucho».

Franch es un diseñador de espacios singular, entiende el diseño como un proceso que va mucho más allá del proyecto, en el que la reflexión histórica y teórica son fundamentales. «Al inicio, hicimos una valoración de la obra, sobre todo, de los problemas de funcionamiento que se planteaban en el museo, tanto respecto a la colección como a los trabajadores y sus departamentos. El proyecto se aclaró cuando tomamos la importante decisión de dividir los espacios», añade.

Según se acordó, el edificio que surgirá de la ampliación y que dará fachada al museo a la plaza de la Catedral exhibirá el arte contemporáneo; el palacio de Velarde y el anexo -en el que deberá acometerse la segunda fase de la ampliación-, ambos en la calle Santa Ana, albergarán el arte antiguo, y la Casa de los Oviedo-Portal, que, como indica Franch, «tiene una estructura muy doméstica», se reservará para oficinas, espacio de trabajo, un taller de grabado y una pequeña sala para exposiciones temporales de pequeño formato.

Franch cree que las diferentes épocas y estructuras de los edificios que componen el museo pueden añadir dificultad para lograr la unidad que requiere un proyecto artístico de estas características, pero lo ve como un reto. «Cuando trabajas en un museo en el que parte de la estructura ya está preestablecida siempre es un problema porque, normalmente, la colección tiene formatos muy diversos. Lo que hay que hacer es convertir el problema en una ventaja, es decir, que el espacio potencie la colección y que ésta encaje en el espacio».

Según su opinión, la colección del Museo de Asturias «es de las primeras de España». Y añade: «Es realmente importante y, además, se conoce poco o relativamente poco, bien porque no se la proyectó o porque nunca contó con el espacio suficiente para respirar. Puede quedar un museo de primera y es, sin duda, una obra muy importante para Asturias y para Oviedo».

Enric Franch asegura que el equipo está trabajando como si el próximo 25 de marzo no hubiera elecciones autonómicas, aunque es consciente de que todo puede cambiar a partir de esa fecha. «Todos estamos trabajando con el supuesto de que, venga quien venga, todo va a ir bien, porque es muy necesario terminar el proyecto. Sería deseable que no bajara el ritmo de la obra y del trabajo, porque el avance es sólido», subraya.

Franch, que lleva algún tiempo encarándose con las consecuencias de la crisis económica, dice que este nuevo tiempo «nos obligará a pensar en menos para que sea más, a trabajar en profundidad, gastar lo justo y elaborar programas que se ajusten a la realidad».