Para que luego digan que la ciencia no vende. Para que luego digan que los jóvenes viven -así, en general- instalados en la apatía y el desinterés. Para que luego digan que no existen cuasi-milagros en virtud de los cuales una partícula minúscula de casi imposible descripción y comprensión -salvo para una minoría de especialistas- es capaz de generar un interés estratosférico y recibir una ovación tras otra...

El británico Peter Higgs y el belga François Englert, descubridores del bosón de Higgs, catalizaron ayer una apoteosis científica en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oviedo. Estudiantes siguiendo un coloquio en inglés asomados a las ventanas de un salón de actos abarrotado; un brindis con cerveza ante una multitud enfervorecida; un Premio Príncipe y Premio Nobel de casi 81 años vibrando jarra en mano; otro Príncipe y Nobel de 84 años, inesperadamente revitalizado...

Todo eso y mucho más dio de sí la visita que Englert, Higgs y Rolf-Dieter Heuer (director general de la Organización Europea para la Investigación Nuclear, CERN), realizaron ayer a la Facultad de Ciencias, el edificio que acoge las titulaciones de física y matemáticas. Hoy recogerán de manos de Felipe de Borbón el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica por el descubrimiento y comprobación experimental del bosón de Higgs, la partícula que "nos da una razón por la que existimos", según explicó Heuer en la conferencia de prensa que los tres científicos habían ofrecido una hora y media antes en el Hotel de la Reconquista.

Una comparecencia ante los medios en la que coincidieron en lanzar una severo aviso a las autoridades españolas acerca de los recortes aplicados a los recursos científicos. Higgs se mostró particularmente concluyente: "Si en los últimos 30 años España había logrado superar su atraso y situarse en la vanguardia, sería una pena que de nuevo se quedara atrás". Como contrapartida, Heuer echó un capote a la deuda económica del Estado español con el CERN: "España es un socio fiable. Está haciendo un gran esfuerzo para que se normalice la situación. Hay confianza entre ambas instituciones", enfatizó.

El bosón de Higgs fue denominado durante años "la partícula de Dios". La rueda de prensa sirvió para que el científico que le da nombre expusiera su visión sobre la relación entre ciencia y fe. "Aunque no soy creyente, no hay conflicto entre el Dios creador y lo que hemos descubierto del Universo. Es perfectamente posible tener creencias religiosas y ser a la vez científico", subrayó.

El próximo mes de diciembre, Higgs y Englert deberán reunirse de nuevo en Estocolmo para recibir el Nobel de Física. Habrá que ver si entonces experimentan un cúmulo de emociones equiparable al de Asturias. Por cierto, si en los ambientes científicos se especula con profusión acerca de las regulares relaciones entre ambos -llevaron a cabo sus hallazgos de forma simultánea, pero independiente; la célebre partícula lleva el nombre de Higgs...-, lo cierto es que ayer mantuvieron en todo momento una apariencia de lo más amistosa. Incluso compartieron un café en el vestíbulo del Reconquista en el intervalo entre la comparecencia ante los medios y el acto universitario.

Los estudiantes de matemáticas y física, y también los profesores, respondieron a la convocatoria en la Facultad de Ciencias de forma masiva y entusiasta, casi como si viniera a dar un concierto la mismísima Madonna (o Arctic Monkeys o The Killers, por ajustarse más a los gustos de esa franja de edad). El salón de actos se llenó; en varias aulas se habilitó un circuito cerrado de televisión; decenas de alumnos siguieron el coloquio desde una carpa instalada en el exterior; algunos jóvenes optaron por seguir las intervenciones desde las ventanas del recinto; entre los asistentes figuraban estudiantes de enseñanzas medias previamente seleccionados... En definitiva, la Fundación Príncipe se apuntó un tanto valioso en una semana de actividades culturales que está cosechando un éxito arrollador entre públicos muy diversos. Con el gratis total como etiqueta nada desdeñable en los tiempos que corren.

Dentro, Higgs, Englert y Sergio Bertolucci, director de investigación del CERN, explicaban algunos de los secretos del bosón, la partícula que detecta el mecanismo -el "mecanismo de Brout" o BEH (Brout-Englert-Higgs), sus descubridores- que da masa a las partículas elementales. Higgs y Englert postularon su existencia en 1964 y el CERN la verificó de forma experimental el año pasado. Casi medio siglo ha sido necesario para que dos científicos de enorme envergadura hayan visto reconocida su contribución. Los dos tuvieron un recuerdo para Robert Brout, fallecido en 2011, estrecho colaborador y amigo de Englert.

La concesión del Premio Príncipe no suscitó mayores controversias. Todo lo contrario de lo que sucedió a principios de este mes con el fallo del Nobel, pues varios científicos reivindicaron sus merecimientos. Por ejemplo, el físico estadounidense Carl Hagen instó a cambiar la regla de los galardones suecos de premiar como máximo a tres personas y defendió que tanto él como su compatriota Gerald Guralnik y el británico Tom Kibbles deberían haber sido incluidos junto a Higgs y Englert, tal y como hizo en su día la Sociedad Estadounidense de Física. Ayer, la controversia salió a colación en la rueda de prensa. "Es una pena que el comité del Nobel no amplíe un poco más el reconocimiento a otras personas, pero creo que también incluye la contribución de Robert Brout", indicó Peter Higgs.

El físico británico vino a precisar que el bosón fue una partícula en cuya propuesta tuvo un papel preponderante a causa del rechazo, en 1964, de un artículo científico que le obligó a efectuar un estudio más detallado. "La única diferencia es que yo llamo la atención sobre esta partícula porque me habían rechazado el primer artículo", explicó Higgs. Luego, sucedió que alguien "puso mi nombre a todo lo que tuviese que ver con la ruptura espontánea de la simetría". En 1984, "expuse que mi nombre no debía ser el único que vaya asociado al conjunto de la teoría, y además la teoría ha evolucionado". Nada.

Englert manifestó su caballerosidad guardando un absoluto mutismo a este respecto. Evocó de nuevo a su colega Brout: "Aprendimos a leer nuestros pensamientos de forma recíproca. Uno empezaba una frase y el otro la terminaba". El físico belga realizó un elogio de la creatividad: "Puede activarse al escuchar una obra de Mozart más que escuchando una conferencia magistral".

En el coloquio de la Facultad de Ciencias -moderado por Javier Cuevas, profesor de física de la Universidad de Oviedo y colaborador del CERN- intervino Sergio Bertolucci, director de investigación de la Organización Europea para la Investigación Nuclear. Sin duda en un intento de motivar a un auditorio tan joven, señaló que la edad media de la plantilla del CERN es de 26 años. "Los que tenéis menos años ignoráis más cosas que los iniciados, pero tenéis una mirada más fresca y la posibilidad de alumbrar ideas más rompedoras". Bertolucci hizo hincapié en que demostrar la existencia del bosón de Higgs "ha sido mucho más complicado que enviar un hombre a la luna o que analizar el genoma".

Higgs puso el colofón relatando que el pasado día 8, fecha prevista para la concesión del Nobel de Física, salió de su casa a dar un paseo a eso de las once de la mañana y no regresó hasta las tres, cuando ya hacía un buen rato que la Academia sueca había anunciado que era Premio Nobel. "Cuando llegué ya sólo quedaba esperándome un periodista", precisó.

Los científicos estamparon su firma en la fórmula magistral de su hallazgo que alguien había escrito en la pizarra del salón de actos. Englert introdujo en ella un leve añadido. La pizarra será conservada como recuerdo y eventual objeto de exposición. Se descubrió una placa con sus nombres. Y, luego, ya en los exteriores, llegaron los brindis con una cerveza específicamente concebida y elaborada para reconocer la carrera de Peter Higgs. Sin embargo, fue Englert quien agitó la jarra, brindó y bebió con mayor entusiasmo.

Una foto de familia ante la Facultad de Ciencias con decenas de estudiantes y profesores puso el colofón a una página brillante de la ciencia en Asturias. A un día en el que el bosón, una partícula minúscula cuyo descubrimiento ha dado razón física de la existencia del Universo y de sus habitantes, se convirtió en una estrella aplaudida, admirada, fascinante... Una jornada en la que unos perseverantes y geniales científicos concitaron mayor atención que Messi, Ronaldo y Bruce Springsteen juntos.