El ministro de Educación, José Ignacio Wert, cedió ayer ante las presiones de buena parte de las comunidades autónomas y accedió a retrasar el currículo de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) en lo que respecta a la ESO y el Bachillerato, etapas educativas en las que la reforma no entrará en vigor hasta el curso 2015-16.

El real decreto de más de mil páginas en el que el Ministerio marcaba los contenidos pedagógicos desde Primaria al Bachillerato será ahora troceado en dos o en tres. El primero que se va a aprobar será el de Primaria porque es ahí donde la LOMCE va a ser efectiva el próximo ejercicio escolar, en concreto en los cursos 1º, 3º y 5º.

En la "clase" de José Ignacio Wert hay cinco "estudiantes" díscolos y algún que otro contestatario. Ayer lo volvió a comprobar en la Conferencia Sectorial de Educación. Nada nuevo. Los díscolos -Andalucía, Cataluña, Canarias, el País Vasco y Asturias- forman piña y se presentan a los medios en público. Una sola voz, aunque los grados guerreros son distintos y no todos comparten las motivaciones al cien por cien.

Estudian en España 8 millones de niños y adolescentes, desde Infantil y Primaria al Bachillerato y la FP. Las cinco comunidades que mantienen el pulso con el Ministerio de Educación agrupan a unos 3,9 millones, o sea, cerca de la mitad del alumnado. No hay comparación estadística entre Asturias, con tan solo el 1,6% de los alumnos españoles, y Andalucía que supera el 20% pero las comunidades no gobernadas por el PP tienen peso numérico incuestionable.

Quizá por eso varios consejeros del PP (Madrid, La Mancha, Valencia...) arremetieron ayer contra los díscolos a los que se acusó de "boicoteadores" e "insumisos", y se les recordó que "las leyes están para cumplirlas". En lo que a Asturias se refiere, nadie desde la Consejería promovió insumisión alguna, lo que no es incompatible con el próximo recurso de anticonstitucionalidad que prepara el Principado.

Pero las comunidades afines al Gobierno central también pidieron a Wert más tiempo y, de paso, un poco menos de improvisación. Y, por supuesto, dinero. "Los plazos están ajustados", aseguraba la consejera madrileña Lucía Figar antes de entrar a la reunión, dando a entender por qué cauces iba a celebrarse la Conferencia Sectorial. Figar calificó de "razonable" la posibilidad de dar un mayor plazo para la aprobación de los currículos de Secundaria, ya que la LOMCE no aprieta tanto los tiempos.

Horas antes, en la rueda de prensa conjunta de los abiertamente disconformes, la consejera de Educación de Asturias, Ana González, fue mucho más contundente: "Es absolutamente imposible la aplicación de la LOMCE en los plazos marcados por el Ministerio", para añadir que "estamos ante una propuesta inadmisible y carente de seriedad que solo pretende poner en marcha la contrarreforma ideológica del PP".

Un calendario precipitado y no lo suficientemente contrastado. En eso había una amplia coincidencia ayer, aunque muchos consejeros lo plantearan con la boca pequeña. Esa quinta marcha al galope la traduce Asturias como "una especie de chantaje que conduce al precipicio".

Los decretos del currículo no sólo definen contenidos, sino criterios de evaluación y características de esas pruebas evaluadoras.

El ministro también anunció que la FP Básica contará con una financiación de 2.000 millones de euros. Esa FP, destinada a chicos de la ESO, en torno a los 15 años y, por tanto, en edad de escolarización obligatoria, también se pondrá en vigencia el curso que viene. Del dinero total, unos 1.200 millones proceden del Fondo Social Europeo y los 800 restantes estarán cofinanciados con las comunidades autónomas, según el ministro.

Asturias recordó que la FP básica debería ofertarse en todos los centros de la ESO, lo cual está por ver.

Tras la Conferencia Sectorial, comparecencia del ministro. Wert dice "comprender" las dificultades que tendrán las comunidades en el "desarrollo normativo de la ley", pero añade que cumplir el calendario "no es imposible". Son las autonomías gobernadas por los partidos que han expresado "su oposición radical a la LOMCE y su voluntad de derogarla" las que encuentran "imposible" cumplir el tiempo fijado, reflexionaba ayer José Ignacio Wert.