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Un camino entre pucheros

Unos tortos en tierra indiana

Ángel Mateo Saria rinde homenaje a su madre, Marisa, en el restaurante que lleva su nombre en la localidad de Noriega, concejo de Ribadedeva

Unos tortos en tierra indiana ANA PAZ PAREDES

La historia de la emigración está siempre muy presente en el corazón y la memoria de los asturianos. En buena parte de los pueblos, y concretamente en varios concejos del Oriente, muchas edificaciones, sobre todo casas y palacetes, recuerdan a los que hicieron fortuna en América y regresaron a su tierra, donde levantaron casas que recordaban, en parte, la arquitectura de los lugares en los que vivieron. Sin olvidar las palmeras, árbol que va ligado siempre a las casas de los indianos, que es como se conoce a los asturianos emigrantes que, tras triunfar allá donde viajaron, volvieron a Asturias y levantaron sus hogares.

México fue el país al que partió buena parte de asturianos de los concejos de Llanes y Ribadedeva. Un ejemplo, aunque mucho más reciente, es el de los padres de Ángel Mateo Saria Sánchez. "Mi madre, Marisa, tras casarse se fue con mi padre para Cuernavaca, en México, donde nací yo. Volvieron cuando tenía 3 años y mi padre abrió aquí una ganadería", explica Saria, que bien podría decirse que lleva cocinando desde niño por el amor que siempre sintió por los fogones. Ese amor lo aprendió tanto de su abuela Margarita, quien durante años tuvo el bar La Gloria, en Llanes, como de su madre, cuyo nombre preside el bar restaurante que junto a su mujer, Leticia Sierra Calleja, abrió en el precioso pueblo de Noriega, en Ribadedeva: Casa Marisa.

La formación de este joven cocinero prosiguió a lo largo de toda su vida, en que ha trabajado como profesional en varios negocios hosteleros hasta que, finalmente, se animó a abrir su propio local en un lugar al que se siente ligado emocionalmente y que es uno de los pueblos cuya historia indiana está presente a cada paso en numerosos edificios, en Noriega.

"Mi madre me enseñó a hacer los callos, la fabada, el pantruque, en fin, todo lo tradicional", añade. Y es que, con una base tan buena y los conocimientos de este cocinero innovador, ofrece en su local lleno de luz y con una coqueta terraza unos platos que, teniendo su punto de tradición, también llevan su impronta personal.

Así, algunas de sus especialidades más demandadas son los callos al estilo de la abuela Margarita; los tortos con queso cabrales, cebolla pochada y compota de manzana; el plato especial con pulpo, chipirones y gulas; el arroz con pitu, la fabada y los cachopos, sobre todo el que lleva queso de Gamoneo, cecina, setas y pimientos. Eso sí, viendo las diferentes opciones de su carta, resulta difícil decidirse entre el revuelto de oricios con cebolla confitada, la ensalada de sardinas con anchoas y escalibada de verduras, bacalao al pilpil, el pitu caleya o la hamburguesa especial Casa Marisa. Entre los postres, hay que citar, por ejemplo, la leche frita, el pionono helado con arroz con leche o la compota caramelizada de manzana con helado de requesón.

Casa Marisa tiene un menú diario a 10,50 euros a elegir entre tres primeros, tres segundos y postres, y otro menú especial, en fin de semana, también con varios a elegir, a 14,50 euros. En verano, y sobre todo en fin de semana, es necesario reservar llamando al número de teléfono 985412233.

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