La venta en el rastro barcelonés de la biblioteca y otros bienes del pintor catalán Alberts Ràfols-Casamada (1923-2009) y de su mujer, la también artista plástica María Girona (1923-2015), fue frenada el sábado después de que se diera a conocer la situación de dicho legado en las redes sociales.

Ayer, varias funcionarias de la Biblioteca de Cataluña revisaron la documentación que estaba pendiente de ponerse a la venta en Els Encants de Barcelona. La noticia de que libros, cartas, bocetos, carteles, fotos y hasta el mismo caballete del artista, que fue Premio Nacional de las Artes Plásticas en 1980, se podía adquirir en el mercado de segunda mano barcelonés atrajo la atención de los responsables de la Biblioteca de Cataluña, que consiguieron frenar la venta solo después de que un coleccionista privado se hubiera llevado uno de los tres lotes.

Ràfols-Casamada fue uno de los grandes artistas catalanes de vanguardia de la segunda mitad del siglo XX y un claro exponente de la abstracción lírica.

Según señaló a Efe una de las bibliotecarias, se está revisando todo el material para intentar hacer una radiografía del contenido de las diez cajas de cartón que componen uno de los dos lotes comprados en una subasta por Mohamed Essafi y Jamal Graia, para venderlos en el mercadillo barcelonés.

Los responsables del puesto de segunda mano, que compraron el fondo documental después de que las herederas del pintor hubieran vaciado la casa, están dando todas las facilidades para que la Generalitat revise las cajas en su almacén aunque, según declararon, "nosotros nos dedicamos a comprar y a vender y tendrán que hacer una oferta y pagar por todo lo que les pueda interesar, porque todo está a la venta".

Lo que la Generalitat no quiera adquirir, lo quieren vender en su conjunto al mismo comprador y ya están abiertos a recibir ofertas, porque, insisten, se dedican a comprar y vender.

La Generalitat tiene derecho de tanteo en las subastas cuando aparece algo que pueda ser de interés, pero en este caso no llegó a tiempo y el legado pertenece a unos comerciantes que compraron, además, objetos personales y la caja de pinturas de Ràfols-Casamada, muebles, cuadros, maletas, ropa de casa y material diverso.

Todos los bienes ahora ofertados fueron puestos a la venta por una persona que se dedica a desocupar pisos. Fue quien compró el contenido de la vivienda y lo repartió en tres lotes.

El primer lote fue adquirido por los minoristas del mercado por 3.060 euros y no tuvo demasiada aceptación del público. En otra subasta se hicieron con un segundo lote por 2.440 euros, que ya fue adquirido por un coleccionista privado.