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La Asturias de la Edad del Hielo era como el norte de Laponia

Una investigación en la cueva La Rexidora, en Cuerres, muestra el paisaje y la fauna de la región de hace 40.000 años

La Asturias de la Edad del Hielo era como el norte de Laponia

Cuesta imaginar hoy una Ribadesella inmersa en un paisaje estepario, rodeada de hielo y frecuentada por una fauna de grandes mamíferos, entre los que no faltaban rinocerontes lanudos, bisontes, hienas, renos y ciervos. Pero ese paisaje, que ahora se hace difícil concebir, era el dominante en la cornisa cantábrica hace unos 40.000 años.

La cuenca del Sella y sus alrededores formaban parte de una superficie de vegetación herbácea en la que escaseaban los árboles. La vida se desarrollaba en un ambiente árido y frío con temperaturas comparables a las que se pueden encontrar en el norte de Laponia. Ése era el panorama que se encontraron los "Homo sapiens" cuando comenzaron a asentarse en la zona, el mismo que contribuyó a la extinción de los neandertales que, hasta poco antes, cazaban en los bosques cercanos y dejaron sus restos en cuevas como la de El Sidrón, en Piloña.

A conocer cómo era aquel paisaje, inmerso en la Edad del Hielo, que proporcionaba el alimento ideal para lo que se conoce como la "fauna del mamut", contribuyen en gran medida los análisis de polen realizados por un equipo de investigadores de las universidades de Oviedo y Alcalá de Henares con los que trabaja el paleontólogo asturiano Diego Álvarez-Lao.

El estudio, publicado recientemente en la revista científica "Quaternary International", parte de los hallazgos localizados en los últimos 3 años en la cueva de La Rexidora (Cuerres, Ribadesella), donde se han localizado más de 500 fósiles de grandes mamíferos, la mayoría en excelente estado de conservación. Los restos óseos, que pertenecen a dos rinocerontes lanudos, cinco bisontes, dos renos, cuatro ciervos y una hiena, son una prueba indiscutible del tipo de fauna que convivió con los últimos neandertales y los primeros hombres modernos.

Las recientes dataciones de carbono 14 realizadas a los restos ofrecen una horquilla cronológica que sitúa su presencia en la zona entre hace 44.500 y 37.600 años, cuando acontecieron episodios de frío intenso, como muestran las grandes capas de lana que protegían los cuerpos de los animales. Es el caso de los rinocerontes lanudos de Cuerres, que se diferencian del rinoceronte blanco africano por tener el cuerpo cubierto por un espeso pelaje, además de presentar una joroba mucho más grande y un cuerno nasal mucho más largo y aplanado.

Otro ejemplar frecuente y abundante era el bisonte de estepa. De ellos se han recuperado cantidad de restos, incluyendo dos cráneos, uno muy bien conservado. Del rinoceronte lanudo también se rescató un cráneo parcial. La hiena es el único carnívoro presente en el yacimiento del que se ha podido encontrar un esqueleto parcialmente conservado, incluyendo el cráneo.

Los restos óseos que permiten conocer la fauna y el clima de la zona hace 40.000 años fueron localizados en el interior de una sima que actuó como trampa natural, es decir, los animales se precipitaron accidentalmente en aquella especie de pozo del que ya no podrían salir. Esta circunstancia iba a ser crucial para que los esqueletos se conservaran perfectamente a lo largo de milenios debido a que nunca estuvieron al alcance del hombre prehistórico ni de otros depredadores.

La Rexidora es uno de los pocos yacimientos asturianos con fauna propia de aquel momento glacial que conservó los esqueletos de los bisontes que pintaban los artistas prehistóricos.

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