El artista vizcaíno Agustín Ibarrola mostró ayer al público la obra que ha plasmado, en plena naturaleza, sobre 115 piedras de la dehesa de Garoza, en la localidad abulense de Muñogalindo.

Para el artista, autor de los "Cubos de la memoria" de Llanes, no se trata sólo de pintar el granito, sino de dialogar con el entorno, ya que "hay que mirar más allá de la piedra, a las montañas y al valle". Ha buscado la simbiosis con la flora y, aunque no ha actuado sobre los árboles, asegura que ha pintado "entre el ramaje" porque "el color llena los espacios" a lo largo de las casi once hectáreas que comprende el recinto expositivo al aire libre. La integración de la obra con el entorno es tal que incluso ha pintado "una especie de santuario" dedicado a las vacas en un lugar con sombra donde suelen refugiarse del calor, descubierto por el propio artista un día que decidió seguir a estos animales.