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Comidas y bebidas

Buey graso de Carrù y vinos by Ordóñez

Jorge Ordóñez.

Para acompañar el llamado buey graso del Piamonte lo mejor que se puede beber es un barolo de Giacosa o Rivetto, por poner dos ejemplos, y si se puede tirar la casa por la ventana, Monfortino Riserva, el vino venerado y respetado por todos los grandes aficionados a la nebbiolo. Se produce y etiqueta desde principios de la segunda década del siglo XX. Nace en suelos calcáreos y en laderas de 500 metros de altitud en Serralunga, y reposa siete años en botti de roble de Eslavonia de hasta 10.000 litros.

El famoso buey graso se cría en Carrù y en Fassone, cerca de Asti. Su porte es característico, se trata de una raza blanca autóctona alimentada con salvado, suero de leche, remolacha y trigo, una dieta a la que con frecuencia se añade sabayón -la crema hecha con yemas de huevo, azúcar y vino de Marsala- para propiciar el engorde de las reses. Algunos bueyes llegan a pesar 1.200 kilos y tienen grandes dificultades para caminar. Habrá quienes consideren esto una crueldad equiparable a la de cebar las ocas para hipertrofiarles los hígados, pero si en algún lugar de Italia les ofrecen una tagliata, no lo duden y pídanla. No se arrepentirán de ello; y si eso ocurre en cualquier otoño piamontés entre los aromas y los sabores intensos de la trufa blanca, podrán sentirse además unos privilegiados.

28 vinos singulares. Jorge Ordóñez, un tipo singular, presentó algunos de sus singulares vinos en Oviedo. Como se trataba de 28, una cantidad inusual para una cata, he tenido tiempo de olvidarme de la mayoría de ellos. Importador, bodeguero, el hombre que junto a Eguren revolucionó el viñedo de Toro con Numanthia y Termanthia, dos vinos que pueden considerarse legendarios, Ordóñez mantiene con la firmeza del que quiere transmitir confianza: "Siempre he puesto mi palabra donde he puesto mis huevos". Lo hace ante una audiencia de hosteleros que trasiegan uno tras otros los vinos de su interminable lista de singulares, que empieza en Ribera del Duero y concluye en la denominación de origen Malaga. De hecho uno de los que recuerdo gratamente de la cata del pasado lunes, organizada por Ladislao Méndez León, en el restaurante La Corte de Pelayo, es Botani 2014, el vino blanco de la bodega que él mismo fundó junto a Alois Kracher, uno de los grandes productores de Austria. Se trata de un blanco cien por cien moscatel de Alejandría, fresco y fragante, procedente de viñas situadas en pendientes montañosas orientadas al norte a unos seiscientos metros sobre el nivel del mar, en Almacher, en la Axarquía malagueña.

Vinos singulares a un precio rompedor, algunos de ellos auténticas bombas tánicas, Ordóñez busca aquí y allá en el convencimiento de que en ningún lugar resulta posible beber tan bien y tan barato como en España. Brama contra Napa Valley, y a los franceses se los pasa por el arco del triunfo, por los mismos huevos que pone donde su palabra.

Atentos a estos dos tintos: Vatan 2013, un toro profundo y embriagador, y Zerran 2011, D.O.Montsant, elegante y aterciopelado, que se puede comprar por menos de 12 euros y que Parker, con el que ha bebido Ordóñez, califica con 92 puntos.

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