Almudena Grandes: "Hemos perdido la conciencia de que la vida es lucha"

Quizá los más jóvenes no lo recuerden, pero hasta hace unos años era costumbre en España besar el pan cuando caía al suelo. A caballo entre la superstición, el respeto al básico alimento -y a lo que cuesta ganarlo- y la creencia religiosa, este rito da título a la última novela de Almudena Grandes, "Los besos en el pan" (Tusquets), presentada ayer en Madrid. "Los besos en el pan" abre un paréntesis relativo en la serie "Episodios de una guerra interminable", la por ahora trilogía situada en la última posguerra que ha capitalizado la obra novelística de la autora madrileña. Y el paréntesis es sólo relativo porque si bien "Los besos en el pan" se desarrolla en el actual momento de crisis, Grandes apuntó en la presentación que "esto no ha sido una crisis, sino una guerra que hemos perdido. 'Los besos en el pan' habla de lo mismo que los 'Episodios', de una guerra entre los especuladores y la democracia. Es un libro de víctimas provocadas por un enemigo que no tiene ni cara ni nombre". "Los besos en el pan" es una novela coral, con muchos personajes, se sitúa en un barrio de Madrid, pero su historia es extrapolable a cualquier otro barrio, y relata las historias de resistencia ante la crisis de personajes muy variopintos azotados por la situación. "Quería asumir el punto de vista de los resistentes. No se resiste por rabia, sino por amor". Los personajes hacen un esfuerzo por ser como eran antes de la crisis, y es esta comparación con los recientes años de economía boyante lo que aguza la conciencia de crisis: "Mis abuelos se reirían de esta crisis. No la considerarían una crisis, sino un contratiempo. Eran pobres pero eran dignos. España siempre ha sido un país de gente pobre, pero igual que se heredaba la pobreza, se heredaba la dignidad. La pobreza no era vergonzosa. España se convirtió hace pocos años en un país de nuevos ricos y horteras, y con ello perdimos el vínculo con nuestra memoria, lo que nos habría permitido encajar mejor la situación actual. 'Los besos en el pan' es una reivindicación de aquella cultura. Hemos perdido la conciencia de que la vida es lucha". En esta misma línea, la escritora afirmó que "somos víctimas de una guerra que han desatado a traición. Somos el botín y los rehenes al mismo tiempo".