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La Vida Buena

Dublín, al pie de la letra

El centenario del legendario levantamiento de Pascua de 1916 es una buena excusa para viajar a la animada capital irlandesa, rendida a la literatura, la música y la cerveza

Dublín, al pie de la letra

La conmemoración del centenario del levantamiento de Pascua de 1916 supone una magnífica ocasión para regresar o viajar por primera vez a Dublín. El recuerdo de aquella rebelión que acabó en sangriento fracaso pero que puso las bases de la actual República de Irlanda, convierte a la ciudad de James Joyce, de Samuel Beckett o de Oscar Wilde en uno de los destinos turísticos más relevantes de Europa para 2016.

Quien se acerque a Dublín, una de las urbes más animadas del mundo, aún podrá recorrer alguno de los escenarios de aquellos sucesos de hace un siglo. En O'Conell Street, la principal avenida de la ciudad, se levanta el edificio de la central de Correos, en el que los rebeldes instalaron su estado mayor y desde donde el poeta Pádraig Pearse, líder del movimiento, leyó la fallida declaración de independencia que decora las paredes de pubs del mundo entero. Pearse, junto a otros sublevados, fue pasado por las armas por las tropas inglesas en la prisión de Kilmainham, abierta hoy al público. La visita dura una hora y permite conocer las lúgubres celdas en las que también penó Éamon de Valera, presidente de Irlanda de 1937 a 1948, así como la explanada en la que se llevaban a cabo las ejecuciones. Esta prisión fue escenario del rodaje de la película "En el nombre del padre".

Las historias ya casi legendarias de la Pascua de 1916 flotan en el ambiente de los más vetustos pubs de Dublín, muchos de ellos ubicados en el Temple Bar, la zona más animada de una ciudad rendida a la literatura y a la música. Un establecimiento muy recomendable para disfrutar de una tradicional pinta de cerveza negra es el Toner´s, en Lower Baggot Street. Se dice que fue el primer pub que pisó en su vida el premio Nobel dublinés William B. Yeats, a la avanzada edad de 57 años y acompañado por Oliver Saint John Gogarty, célebre literato y reconocido borrachín, íntimo amigo de un Joyce que tampoco era abstemio. Por cierto, Gogarty da nombre a otro de los grandes pubs de Temple Bar, famoso por su música en directo.

Aunque Dublín, como el resto de Irlanda, no destaca extraordinariamente por la calidad de su cocina, la ciudad sí que tiene algunos locales recomendables. Quizás el más popular de todos sea el "Elephant &Castle", también en el Temple Bar y donde lo mismo se puede disfrutar de un contundente desayuno que de una cena informal mientras se peregrina de pub en pub. En Rustic Stone, ubicado en South Georges Street, sirven una buena cocina de temporada.

La cerveza negra es un gran símbolo de Dublín y Guiness, sin duda, su marca más internacional. El museo de Sant James Gate es visita obligada en la capital irlandesa. Las vistas que se divisan en el bar de la planta superior de esta "Guiness Storehouse" son espectaculares. Quien se decante por el whisky no puede dejar de acercarse a la antigua destilería Jameson, fundada en 1780 en Bow Street, para conocer su proceso de elaboración.

Dublín es una ciudad acogedora que se recorre perfectamente a pie. Del Trinity College a la cercana Grafton Street, para ver la estatua de Molly Malone. Desde la catedral de San Patricio a la de Christ Church. La capital irlandesa engancha y siempre guarda alguna sorpresa. Nunca defrauda. Tiene alma.

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