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El talento que atrajo a Einstein

El riojano Julio Rey Pastor, primer catedrático de Análisis Matemático en la Universidad de Oviedo, luchó para que el padre de la relatividad visitara España

Rey Pastor, y detalle de la lección del curso 1911-12 en la Universidad de Oviedo. L. MURIAS

Entre los físicos es archiconocida la anécdota de que cuando Albert Einstein pisó España nadie estaba allí para recibirle. Era en Barcelona. Einstein y su esposa procedían de París, llegaron en tren, no habían enviado la confirmación de su viaje y se encontraron con el más completo de los vacíos protocolarios. Los organizadores de la visita le habían reservado una habitación en el hotel Ritz, pero el Nobel cogió su maleta, se paseó por Barcelona y acabó en una modesta pensión. Hasta que se deshizo el entuerto pasaron horas. Era febrero de 1923,

Se acaban de cumplir los cien años del primer enunciado público de la teoría general de la relatividad, uno de los grandes hitos en la historia mundial de la ciencia. Albert Einstein (1879-1955) se convirtió desde entonces en un icono que permanece. El centenario del nacimiento de la famosa fórmula E=mc2 pone de actualidad aquel viaje que el genial físico realizó a España para dar conferencias en francés y en alemán en Barcelona, Madrid y Zaragoza. Detrás de aquel viaje estaba uno de los grandes talentos matemáticos que dio España. Un talento que pasó por la Universidad de Oviedo y que en Asturias escribió sus "Lecciones de Álgebra", una pequeña biblia de la especialidad. Se llamaba Julio Rey Pastor. Riojano de 1888, logró por oposición la cátedra de Análisis Matemático en la Universidad asturiana. Lo consiguió con 23 años. Había estudiado Ciencias Exactas en Zaragoza.

En Oviedo se documentan estudios universitarios matemáticos desde el siglo XVII. A mediados del XVIII ya existe una incipiente Facultad de Química, que agrupa estudios y docencia en Matemáticas y Físicas. De hecho, durante un tiempo la vida universitaria asturiana se centraba en tres grandes ejes: Derecho, Filosofía y Letras y Química, conviviendo en el edificio histórico. Y Rey Pastor conoció a Albert Einstein en Berlín. El matemático riojano se unió al catalán Esteve Terradas en su intento para traer a España al físico cuando aún no se le había concedido el premio Nobel. El Archivo Einstein que guarda la Universidad Hebrea de Jerusalén recoge correspondencia entre Rey Pastor y Einstein con fecha de principios de 1920. Los planes de Terradas y Rey Pastor eran que Einstein visitara Madrid y Barcelona en el otoño de aquel año. Einstein aceptó primero y se dio de baja después "por agotamiento", aplazando la llegada. Fue un aplazamiento largo, casi tres años. Por fin, en febrero de 1923, el año del golpe de Estado de Primo de Rivera, Einstein llegó a España y dio cuatro conferencias en apenas una semana ante auditorios amplios y con pizarra y tiza. Escribía, escribía... y firmaba al final en el encerado. A nadie se le ocurrió entonces no borrar aquellas joyas autógrafas.

Pero la visita de Einstein a España ya no la disfrutó Rey Pastor, quien en 1921 había logrado una cátedra en la Universidad de Buenos Aires. El genio riojano pasó apenas unos meses en Asturias. Fue elegido para dar la conferencia inaugural del curso académico 1911-12 en el Paraninfo de la Universidad. La redactó pero la leyó un suplente porque él ya no estaba en Oviedo. Había logrado una beca de ampliación de estudios en Berlín, que renovó dos años más tarde en Gotinga. En 1914 lo encontramos en la Complutense de Madrid y, tres años más tarde, en Buenos Aires.

"Con la marcha de Julio Rey Pastor los estudios matemáticos en la Universidad de Oviedo pierden una oportunidad histórica", cree el catedrático de Álgebra en la Facultad de Ciencias Santos González. Julio Rey siguió los pasos de Agustín de Pedrayes, el matemático asturiano que la región perdió porque Francia lo reclamó para participar en la construcción del sistema métrico decimal.

Rey Pastor tenía clara la necesidad de salir y contagiarse de un espíritu académico e investigador que no podía encontrar en España. El historiador de la Universidad de Boston Thomas F. Glick recuerda en uno de sus ensayos unas palabras del matemático en las que considera fundamental "enviar a nuestros jóvenes a convivir con los grandes maestros en las fuentes mismas donde la ciencia nace". Él predicó con el ejemplo y lo mismo hicieron muchos de sus coetáneos. A Rey Pastor le tocaría tiempo después acoger y acomodar a muchos de los matemáticos que terminada la Guerra Civil española recalaron en América a lomos del exilio.

En una de las cartas que en aquel 1920 Rey Pastor envió a Einstein, le hablaba del interés de la comunidad científica española por recibirle y le contaba que el Gobierno estaba involucrado en la visita. Hasta le concretó que le habían asignado 2.000 pesetas para la tramitación de tal viaje. Einstein tuvo sus dudas: ¿cómo me van a entender en España si no hablo más que alemán y algo de francés? Rey Pastor le propuso incluso que el auditorio de sus conferencias estuviera compuesto sólo por personas que hablasen y entendiesen alemán. No sería necesario. En 1922 Albert Einstein recibió el premio Nobel.

El viaje a España estaba ya pactado pero la mayoría de españoles no tenía ni idea del porqué la prensa de la época se volcaba con aquel visitante ilustre que daba charlas para expertos.

Julio Rey Pastor fundó la Sociedad Matemática Española e impulsó el Laboratorio y Seminario Matemático. Se preocupó por las claves de la docencia y por las políticas de impulso a la ciencia. Alguien podría decir que aquel cerebro privilegiado nació en el país equivocado y en una época poco propicia. A la Universidad de Oviedo le cabe el honor de haber albergado la primera cátedra del hombre que se empeñó en que Albert Einstein visitara España.

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